Thursday, April 29, 2010

LA SOVIETIZACIÓN DE CUBA Y LA GUERRA DE ANGOLA



En el comentario anterior fue dedicado a describir la estructura y el funcionamiento del Partido Comunista en los países del bloque soviético para, a continuación, explicar las estructuras y el funcionamiento del gobierno comunista. Dichas estructuras persisten en Cuba en su forma prístina a pesar de que los que se la impusieron a Fidel Castro han desaparecido hace casi 20 años. Sin embargo, antes de embarcarnos en semejante explicación, es preciso relatar todas las manipulaciones de Fidel Castro para implantar semejantes estructuras en Cuba, que terminará en uno de los episodios más oscuros y trágicos de la historia de Cuba.

Como ya dijimos, el segundo paso de Castro para implantar la sovietización de Cuba fue la remodelación el Partido a imagen y semejanza del resto de los partidos comunistas del COMINTERN. Brezhnev, con la amenaza de retirar el subsidio soviética al gobierno de Fidel Castro, logró convertir a este, de némesis de los partidos comunistas en América latina y África, en su fiel y querido camarada.


Fidel Castro llamará a la realización del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba en diciembre de 1975, a 10 años de su creación. Para su celebración, Castro utilizó su llamado departamento de "contrapropaganda", es decir, su maquinaria secreta de divulgación de rumores entre la población, para levantar expectativas de que el congreso iba a representar un salto significativo en el mejoramiento de las condiciones de vida. Sin embargo, como era lógico, todas aquellas discusiones y discursos interminables estaban dirigidos a ocultar la implantación de las estructuras estalinistas sobre toda la sociedad cubana y hasta en los más remotos rincones de la Isla, expandiendo y profundizando en forma absoluta el poder dictatorial de Fidel Castro. Es por ello que, a pesar de que la sovietización le fue impuesta en forma humillante, este jamás se despojará de la misma.


Ahora bien, lo que nunca comprenderían los soviéticos fue que intentar el control sobre Fidel Castro era igual que tomar a un tigre por la cola. En la década de los 60, cuando Nikita Jruchov tomó al joven Castro bajo su égida, subsidiando totalmente su gobierno, este jamás había aceptado las reglas del COMINTERN. Desde un principio retó los dogmas de la ideología marxista leninista del Partido comunista soviético. Así, promovió en la Isla toda una serie de conversatorios y conferencias de todas las tendencias antisoviéticas del marxismo y el radicalismo internacional. Por otra parte, se embarcó en todo tipo de aventuras políticas, contrarias a la política de "coexistencia pacífica" soviética y de los partidos comunistas de los países del tercer mundo. Así, promovió movimientos terroristas en toda América latina, África y Asia, ignorando y hasta combatiendo los partidos comunistas del COMINTERN soviético.


Cuando todo parecía ya bajo control en la Isla, tres meses antes de la celebración del primer congreso partidista en Cuba, un contingente cubano aterrizará en el aeropuerto de Luanda, la capital de Angolana, iniciando una guerra que arrastrará a los soviéticos a una cadena de aventuras internacionales que terminarán conociéndose como la "política Brezhnev".


Fidel Castro es incapaz de aceptar el papel de simple gobernador de una provincia colonial soviética. Su protagonismo es incapaz de contenerlo el globo terráqueo. Su intervención en el conflicto angolano fue el vehículo de escapar a tan vergonzoso destino.


Nadie sabe la razón de la aventura militar de Fidel Castro en África ni cómo convenció a los soviéticos para que lo secundaran. El pretendido sirviente había embarcado a sus señores en una aventura con ninguna posibilidad de triunfar.


Los grandes beneficiarios de la guerra angolana no fueron ninguno de sus protagonistas. Los angolanos de todos los bandos pusieron los muertos y el desastre económico y social de su país que sólo ahora, poco a poco, al cabo de 20 años, han comenzado a superar muy lenta y gradualmente. Tampoco, la intervención cubana en Angola tuvo ni remotamente nada que ver con la caída del apartheid en Sudáfrica como nos han querido vender. Mucho menos significó ganancia alguna para la URSS ya que drenará gran parte de sus recursos y los conducirá, a la larga, a su desmoronamiento.


El pueblo cubano será uno de los peores perjudicados de los 13 años de guerra angolana, de la que sacó varios miles de muertos, heridos y mutilados, amén de la inutilización durante todos esos años de gran parte de sus recursos materiales y humanos.


Paradójicamente, los inmediatos beneficiarios de la guerra de Angola fueron los enemigos de la revolución, el socialismo, y la URSS, es decir, los norteamericanos, más específicamente, los grandes intereses petroleros angloamericanos. Estos aún dominan el subsuelo de Cabinda. En esta provincia angolana, se produjo una de las batallas más cruentas que protagonizaron los cubanos, quienes ofrendaron cientos mártires y verdaderas muestras de heroísmo al pie de los pozos de petróleo de la Standard Oil, la Shell y la Texaco.


No se sabe aún cómo Fidel Castro logró engatusar a los soviéticos de forma tal que, tras la celebración del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba y el comienzo de la guerra africana, el primero de mayo de 1976, el Kremlin le condonara completamente la deuda de Cuba. Esta fue una de las mayores victorias del gran estafador cubano, quien recuperó su protagonismo político internacional a pesar de aparentar la absoluta subordinación a los designios del Kremlin.


En 1976, pesar de sus victorias personales, Fidel Castro tenía aún que conjurar uno de sus mayores demonios: cómo convencer a buena parte de sus compañeros y afectos para que aceptaran la imposición de una constitución de corte soviético cuando él se había negado renuentemente a reinstaurar la Constitución de 1940. Este había sido motivo principal de la revolución que, liderada por él, había triunfado en enero de 1959. Como veremos en el próximo comentario, logar la aceptación general de la constitución socialista fue una de las historias más oscuras del gobierno de Fidel Castro.

Tuesday, April 27, 2010

OMNIPOTENCIA Y OMNISCIENCIA DEL PARTIDO COMUNISTA



(Este comentario lo escribí pensando especialmente en todos mis amigos venezolanos.)


Al reportar las pasadas "elecciones" del domingo 25 de abril desde La Habana, las agencias de noticias France Press y la española EFE repiten como papagayos los clichés propagandísticos de los órganos de propaganda castrista:


En Cuba, el único partido político autorizado es el Partido Comunista (PCC), que no postula oficialmente candidatos en esta elección, pero supervisa el proceso y se asegura de que ningún opositor resulte elegido.


Además, no hay campañas proselitistas y los candidatos a concejales, encargados de atender problemas cotidianos de la población, son propuestos en reuniones de vecinos a mano alzada.



(http://www.elnuevoherald.com/2010/04/25/704640/arremetida-contra-eeuu-y-la-oposicion.html#ixzz0mDsKidDthttp://www.elnuevoherald.com/2010/04/25/704640/arremetida-contra-eeuu-y-la-oposicion.html)




Ninguna de estas agencias ha tenido la decencia de gastar ni una neurona en estudiar de la forma más superficial el verdadero rostro de las instituciones políticas cubanas.


Con estos amigos, para qué queremos enemigos.


En Cuba, no hay separación de poderes. Peor aún, todos los poderes son uno mismo, como la divina trinidad cristiana. Ello lo garantiza el Partido Comunista.


Para comprender cómo funciona el sistema electoral y el gobierno cubanos, es preciso saber primero cómo funcionan las estructuras ideológico políticas en Cuba.


En el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba -realizado en diciembre de 1975-, se ofreció públicamente el diseño del proceso de la sovietización de Cuba. En primer lugar, el Partido comunista cubano sería remodelado a imagen y semejanza del Partido Comunista de la Unión Soviética. Este fue el segundo paso de Fidel Castro para la entrega del país a los soviéticos después de su rendición ante el Kremlin en enero de 1972.


El Partido de los países comunistas es generalmente incomprensible para las personas que viven en las naciones de corte occidental. En realidad, no es un partido político propiamente dicho sino la estructura central, el esqueleto y la médula de los gobiernos comunistas

Karl Marx había soñado con un partido que incluyera a todos los obreros del planeta, su querida Internacional.


Lenin, que tanto combatió el revisionismo, revisará, en cambio, entre otras muchas cosas del marxismo, la organización de los comunistas. En vez del partido de todos los trabajadores, lo que le daría un carácter inclusivo, el partido bolchevique (palabra rusa que significa paradójicamente la mayoría) se reducía a la agrupación exclusiva de la "vanguardia" de la "clase obrera". Esta no era otra cosa que una organización de agitadores y terroristas. Semejante concepción la aprovechará Stalin posteriormente para convertir al Partido Comunista en su principal instrumento de dominación autocrática.


Stalin convertirá al partido comunista de agrupación político propagandística en una estructura gubernamental. Esta abarcará y se infiltrará en los más remotos resquicios de la vida social del país. Ni el más oscuro rincón escapará a los tentáculos del Partido Comunista en sus más diversas apariencias, desde institución gubernamental, medio de comunicación, etc. hasta organización "no gubernamental", religiosa, cultural, de entretenimiento y cualquier otra forma de asociación humana posible. El partido comunista, así, se transformará en la más perfecta maquinaria de control social que jamás haya existido en la historia humana. Ningún déspota u oligarquía ni teocracia había logrado jamás un control tan extenso y profundo de la sociedad y de cada uno de sus integrantes individuales.

La estructura visible del Partido Comunista es simple pero engañosa.


Las organizaciones comunistas de base son los núcleos del partido organizados en cada centro de trabajo y estudio, así como en cada comunidad del país, por más insignificante o aislada que sea.


Teóricamente, el máximo órgano de dirección del Partido es su Congreso. Este es la reunión de los delegados de todas las organizaciones de base del partido. En la misma, a través del "centralismo democrático", se deberían elegir por votación directa los integrantes del Comité Central y del Buró político, así como aprobar los estatutos y el programa del partido, y toda una serie de tesis y propuestas para el "mejoramiento" de la sociedad socialista.


Como convocar el Congreso del Partido es tan costoso, los estatutos de los partidos del COMINTERN establecían que este debería reunirse cada 5 años.


Durante los períodos en que el Congreso no estuviera sesionando, lo representaría el Comité central. Este debería reunirse varias veces en el año para verificar el cumplimiento de los acuerdos del Congreso partidista. Y, finalmente, en los periodos en que el Comité Central, a su vez, no estuviera reunido, el Buró Político fungiría como su representación permanente.


Según la teoría marxista leninista estalinista, la estructura del partido parece altamente democrática. Sin embargo, todo no es más que una fachada bien elaborada para ocultar el profundo carácter dictatorial y antidemocrático de los partidos comunistas en el poder.


En la práctica de los gobiernos comunistas, todo está de cabeza con respecto a la "teoría" marxista leninista del partido.


La estructura de un país comunista se construye a imagen y semejanza a la del Partido único dominante. Esta es una construcción perfectamente piramidal. En su cúspide, está el Buró político, sede del máximo líder (bajo la investidura de secretario general del partido) y sus secuaces más cercanos, desde donde dimanan todas los decretos que deberá cumplir el resto del país.


El papel del Congreso del Partido es ratificar al secretario general en su puesto en forma vitalicia haga lo que haga y ocurra lo que ocurra, así como justificar ideológicamente cada una de sus arbitrariedades.

El Comité Central del partido no es el representante del Congreso del partido sino la maquinaria de dominación del buró político.


El Comité central del Partido agrupa a todos los funcionarios del Estado, los mandos superiores del ejército y el ministerio del Interior, y a los dirigentes de todas las instituciones y organizaciones sociales consideradas como no gubernamentales, desde laborales hasta religiosas, pasando por las deportivas, culturales, femeninas, deportivas, de entretenimiento, en fin, todas las agrupaciones organizadas o toleradas por el gobierno.


Todos los integrantes del Comité Central del Partido son simultáneamente integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial del estado. Como veremos en próximos comentarios, los mismos serán sistemáticamente "elegidos" por el "pueblo" para tales cargos. De este modo, la separación de los poderes del estado es ficticia ya que están subordinados absolutamente a los designios de la cúpula del partido.


A través del Comité central, el poder del Partido se superpone al resto de las instituciones económicas, sociales, políticas, culturales, ideológicas y en apariencia no gubernamentales.


Si, desde la cúpula, los altos órganos del partido dirigen, controlan y reprimen toda la actividad social en general, las organizaciones de base son el largo brazo del partido para administrar, vigilar y reprimir cada uno de los individuos y las actividades singulares ordenadas y permitidas por las más altas instancias.


Nada se mueve en el país si no es ordenado o tolerado por el Partido.


Existen fuertes motivaciones para que, en un país comunista, haya multitud de individuos que acepten ser una tuerca de esa gran maquinaria de control y represión social que es el partido.


En los países comunistas la miseria, las carencias, las vicisitudes y las frustraciones son el instrumento básico de control de la sociedad. Para aliviarlas o evadirlas, el individuo debe hacerse de una carrera profesional, laboral, militar o política y progresar socialmente para acceder a las prebendas que recibe la clase de los burócratas, los mandos militares y los dirigentes políticos


La única manera de lograr un "status" soportable y hasta acomodado es pertenecer al Partido. De lo contrario, el individuo tiene está condenado a vegetar en la mediocridad y la pobreza más intolerable y desesperanzada. También, tiene la opción de convertirse en un delincuente pero esta opción significa vivir perennemente con la espada de Damocles sobre su cabeza de dar con huesos en el sistema penal medieval de los países comunistas y sufrir el estigma del "antisocial" por el resto de su vida.

Sin discusión, no hay tiranía más perfecta y eficiente que la del partido marxista leninista.

Es por ello que, pesar de que los soviéticos obligaron a Fidel Castro a imponer las estructuras estalinistas de poder en Cuba en enero de 1972, el Comandante en jefe no se ha deshecho de las mismas aún cuando la URSS haya desaparecido hace 20 años. Estas estructuras le han sido harto útiles a Castro para eternizarse en el poder, incluso en el estado de senilidad y depauperación total en que se encuentra en la actualidad.

Sunday, April 25, 2010

EL PODER EN EL “PARAÍSO” DE LOS TRABAJADORES



Este domingo 25 de abril del 2010 fue el señalado para las elecciones parciales en Cuba. Un cable de la agencia EFE, aunque menciona la esperada marcha de las Damas de blanco, la inmolación de Zapata Tamayo y la huelga de hambre de Guillermo Fariñas, ofrece una visión demasiado idílica del proceso electoral cubano.


El gobernante Partido Comunista (PCC, único) no postula candidatos, pero supervisa todo el proceso y asegura, con su influencia y el voto de sus militantes, que no sea electo ningún opositor a la revolución.


Las autoridades, que defienden el sistema electoral cubano como el más democrático del mundo y sin millonarias campañas, reportan una asistencia a las urnas de más del 95%, que destacan como una "victoria de la revolución'' en la isla comunista, de 11,2 millones de habitantes.


El sistema electoral, vigente desde 1976, prevé que los candidatos a delegados municipales (concejales) sean propuestos por asambleas de vecinos a mano alzada.


(http://www.elnuevoherald.com/2010/04/23/703194/cuba-llama-a-responder-campana.html#ixzz0m8XPjK7C)


Esta nota de la agencia española EFE parece salida directamente de "el Estado y la Revolución" de Vladimir Ilich Lenin.


Las elecciones de este domingo 25 de abril no se corresponden con el cronograma electoral establecido por la Constitución de 1976. Según esta, copia tropicalizada de la Constitución de la URSS, las elecciones en Cuba se deberían realizar cada dos años y medio. Esta norma se siguió religiosamente en Cuba hasta el 2003. Sin embargo, las elecciones del 2006 nunca se celebraron.


En 2006, sobreviene la "secreta" enfermedad que sacó oficialmente a Fidel Castro de la escena política. La incertidumbre se extenderá sobre la Isla y se desarticulará completamente la agenda política. Las elecciones programadas para ese año, aunque parciales, se obviarán. Nadie protestará ni se atreverá a mencionar este hecho.


No será hasta enero del 2008 que se reiniciarán las elecciones en Cuba ya fuera del cronograma constitucional para legitimar el "traspaso" de poderes de Fidel Castro a su hermanito Raúl.


A pesar de que la URSS desapareció hace casi 20 años, el sistema de gobierno creado por Lenin y "perfeccionado" por Joseph Stalin persiste en Cuba. Lo sorprendente es que Fidel Castro lo haya mantenido aún cuando haya constituido una vergonzosa imposición del Kremlin convoyada por una humillación personal al propio Comandante en Jefe. Este debe haber descubierto una gran utilidad propagandística y organizativa en el mismo para no haberlo desarticulado una vez que sus espónsores desaparecieron de la faz de la tierra en 1991.


Como decíamos en el comentario anterior, a su regresó de su Canossa moscovita en enero de 1972, Fidel Castro se presentó contrito en TV para "informar" al pueblo acerca de los nuevos acuerdos económicos entre Cuba y la URSS. En esta intervención, detalló los millonarios empréstitos y el cronograma de pagos que se extendía por un plazo de 25 años. Por primera vez en su vida, Castro se comprometía públicamente a cumplir con los compromisos económicos con un acreedor. Durante toda su carrera política, Castro le había robado dinero de todo el mundo a cambio de promesas jamás cumplidas. Sin embargo, en aquel enero de 1972, todo parecía haber cambiado.


Lo que no anunciará Fidel Castro al pueblo en aquella ya olvidada comparecencia televisiva de enero de 1972 fue que la URSS le había otorgado tales empréstitos a cambio de que, muy a su pesar, impusiera en Cuba una organización económica, política e ideológica semejante a la de la Unión Soviética. Ello significaba la subordinación absoluta del gobierno de Cuba a los designios del Kremlin, algo tan alejado del espíritu irrestricto y delincuencial de Fidel Castro.


A partir de su intervención televisiva a su regreso de la URSS en enero de 1972, Fidel Castro comenzará la tarea de darle la apariencia de organización a un país destruido por la arbitrariedad, el caos y la anarquía durante los 13 años de su desgobierno. Su primer acto fue convocar el XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba en 1973. Ello sorprendió a muchos ya que los sindicatos, junto a la mayoría de las organizaciones que existían en Cuba, habían sido abolidos en la nefasta "Ofensiva Revolucionaria" de 1968.


Tras más de un decenio de carencias y restricciones, el XIII Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC) levantó enormes expectativas entre la población en cuanto a la mejoramiento de condiciones de vida y de la restauración de ciertas libertades económicas y sociales.


La gran revelación del XIII Congreso obrero fue la actitud de Lázaro Peña, antiguo secretario general de la CTC hasta su disolución en 1968.


Lázaro Peña, dirigente comunista y sindical desde la década de los años 30, fue uno de aquellos que, junto a Blas Roca, Juan Marinello y Carlos Rafael Rodríguez, le entregaron en 1962 el Partido Socialista Popular (seudónimo del partido comunista cubano, fundado en 1925 y afiliado al COMINTERN estalinista) a Fidel Castro, que nunca había sido comunista. A los ojos de muchos "pericos viejos" (sobrenombre dado en Cuba a los antiguos militantes del PSP), esto era un pecado capital ya que ello debía haberse aprobado en un Congreso del partido previo, según los estrictos estatutos de este. Finalmente, la mayoría de los viejos comunistas descontentos fueron "depurados" durante la "lucha contra el sectarismo" y la "microfracción", entre 1962 y 1968, junto a muchos integrantes del 26 de julio, del Directorio revolucionario y el Partido Ortodoxo. Aquellos fueron algunos de los procesos de "purificación" de las filas revolucionarias, que llevaron a Fidel Castro al poder absoluto y a los disconformes entre las filas revolucionarias a la cárcel, el exilio y a la muerte.


En el Congreso obrero, Lázaro Peña, para sorpresa general, se enfrentará inusitadamente a Castro. En sus discursos, Peña demandó mayores beneficios para los trabajadores y una mayor participación del movimiento obrero y sus sindicatos en la gestión estatal.


Las demandas de Lázaro Peña eran harto incómodas para Fidel Castro, quien no podía tomar medidas contra su "camarada" por la ascendencia del mismo ante Moscú. Castro sólo pudo responder tangencialmente las propuestas del dirigente obrero, las que fueron totalmente ignoradas en las declaraciones finales del Congreso bajo la presión del Comandante en Jefe.


En un final, la "suerte", como siempre, acompañará a Fidel Castro.


Pocos meses después del Congreso obrero, un cáncer demasiado fulminante terminará con la vida de Lázaro Peña. Castro tomará rápidamente las riendas de la incómoda Central de los Trabajadores de Cuba, feudo del difunto. Para sustituirlo, el Comandante en Jefe escogerá a uno de sus más fieles y anodinos sirvientes llamado Pedro Ross Leal. Este será durante decenios un perro guardián ante el movimiento obrero, asegurando la "fidelidad" absoluta de los sindicatos al Comandante en Jefe.


Como todos los eventos en Cuba, el XIII Congreso de la CTC no representó ningún beneficio para los trabajadores ni la población. Todo lo contrario, fue sólo una excusa para eliminar las pocas dádivas que le había otorgado el gobierno de Fidel Castro a los trabajadores para motivarlos a defender la revolución con las armas, aceptar todas las medidas de totalización y austeridad, y realizar el esfuerzo ingente de la zafra de los 10 millones.


A partir del XIII Congreso de la CTC, los sindicatos en Cuba se transformaron en un instrumento de control y represión más sobre toda la fuerza laboral de la Isla. En los próximos 20 años, se prohibirá toda actividad laboral fuera de las instituciones del estado, así como todo acto de protesta o de demanda de los derechos de los trabajadores.


El paraíso y el "poder" de los obreros pasa, en definitiva, por su esclavización total.

Wednesday, April 21, 2010

DEMOCRACIA A LO SOVIÉTICO



El 25 de abril de 2010 comenzarán las elecciones en Cuba. Estas han sido utilizadas tanto por el gobierno cubano como por sus afectos, sobre todo extranjeros, para "demostrar" que en la Isla no rige una dictadura sino un estado totalmente popular, mucho más democrático que los gobiernos de los llamados países capitalistas.

A pesar de que la llamada "democracia socialista" legitimará propagandísticamente la eternización en el poder de Fidel Castro, este no la instauró por voluntad propia. Todo lo contrario.

Desde su ascenso al poder, Castro evitó por todos los medios posibles institucionalizar su gobierno.

La revolución de 1959 solo tuvo un motivo: la reinstauración en Cuba de la democracia y el estado de derecho determinados por la Constitución de 1940. Esta había sido derogada por el golpe de estado del general Fulgencio Batista de marzo de 1952, quien desarticuló las instituciones democráticas en Cuba.

Fidel Castro resultó ser más antidemocrático aún que Batista. Desde su llegada al poder, aprovechó y provocó todo tipo de confrontaciones políticas tanto internas como externas para evitar la reinstauración de la Constitución del 40 y la realización de elecciones de ningún tipo. "¡Elecciones para qué!" fue la primera consigna inventada por Castro, pretendiendo que los" enemigos del pueblo" utilizarían las urnas para socavar la revolución.


Desde 1959 hasta 1976, Fidel Castro evitará por todos los medios darle una organización de ningún tipo al estado bajo su control. Ernesto "Che" Guevara, aprovechó un extenso viaje de Fidel a la URSS en 1963 para aplicar ciertas medidas de organización a la economía y terminó en las selvas de Bolivia, para que se muriera "heroicamente".


Fidel Castro es el enemigo absoluto del orden y legalidad. Su estilo de gobierno preferido es la arbitrariedad, el caos y la anarquía. Sin embargo, no pudo disfrutar por mucho tiempo su utopía del desastre.


Desde el inicio de su diferendo con los Estados Unidos, el premier soviético Nikita Jruchov había subsidiado el gobierno de Castro para que hiciera y deshiciera a su antojo mientras que Cuba fungiera como portaviones y portacohetes soviético. Sin embargo, todo cambió cuando Jruchov fue defenestrado como Primer ministro de la URSS en 1964.


Lo primero que Leonid Brezhnev hizo en 1964, al sustituir a Jruchov en su sitial de jefe máximo del Kremlin, fue obligar a Fidel Castro a cumplir con los acuerdos comerciales entre Cuba y la URSS. Estos acuerdos establecían que la URSS le compraría la toda producción azucarera de Cuba con a precios muy por encima de los mundiales, sustituyendo con creces a Estados Unidos como principal socio comercial de la Isla. Para asimilar semejante producción, la URSS sacrificó la producción de azúcar de remolacha de Ucrania, que ascendía a 6 millones de toneladas anuales. Por su parte, Cuba debería aumentar su producción azucarera en un millón de toneladas anuales para satisfacer la demanda soviética, hasta llegar a 10 millones de toneladas en 1970.

En 1968, Cuba estaba muy lejos de cumplir su parte del acuerdo comercial con la URSS, además de haber dilapidado gran parte de los recursos que esta le había suministrado. Para colmo, Fidel Castro se había burlado de la política internacional del Kremlin. En sus aventuras políticas en América Latina, África y Asia, había ignorado, desprestigiado y se había opuesto sistemáticamente a los partidos comunistas asociados al COMINTERN, la rama política internacional del KGB soviético.

En los momentos en que Cuba se hallaba más aislada del mundo, sobre todo por ayudar a todos los movimientos terroristas internacionales, los soviéticos le suspenderán todo los suministros, la única fuente de recursos de la Isla. Los cubanos sufrirán las peores carencias de su historia, dejando pequeñas las épocas de Machado y de la reconcentración de Weyler, tomadas en Cuba como referencia de malos tiempos. Fidel Castro, entonces, volcará toda la fuerza laboral de la Isla al cultivo y corte de la caña de azúcar en un esfuerzo desesperado por cumplir con los acuerdos comerciales con la URSS para restablecer el cordón umbilical ruso. Sin embargo, todo fue en vano. La zafra de los 10 millones de toneladas no llegó a ocho, a pesar de que Fidel Castro se la ingenió para trastocar las cifras y unir las zafras de dos años consecutivos. Era la primera gran derrota moral del Comandante en Jefe.

Brezhnev tardará más de un año en llamar a la oveja perdida a su redil.

No es hasta principios de 1972, que Fidel Castro será llamado a la URSS en un viaje comparable al de Enrique IV a Canossa. A su llegada a Moscú, Castro no será recibido con los honores de un jefe de estado sino por un insignificante miembro suplente del Comité Central del PCUS que lo conducirá a un hotel de turistas extranjeros, donde deberá esperar días para ser recibido en el Kremlim. De vuelta a Cuba con la cola entre las patas, Castro llevará la encomienda de instaurar en Cuba un sistema político y económico clonado del de la Unión Soviética. Sólo si sovietizaba convenientemente la Isla, tendría acceso al subsidio soviético a través de su integración del Consejo de Ayuda Mutua o CAME con el que el Kremlin dirigía la economía del bloque de países comunistas. Los soviéticos lograron así entrar por el aro al indomable comandante.

Como veremos, el llamado Poder popular en Cuba es una copia papel carbón de los soviets rusos transformados de su versión original allá durante la revolución de 1905 por Stalin en un sistema diseñado especialmente para que tenga la apariencia de un organismo democrático siendo exactamente su opuesto. Su instauración en Cuba culminará con uno de los capítulos más tenebrosos del gobierno de Fidel Castro. (Continuará)

Monday, April 19, 2010

CORRUPCIÓN Y MUERTE EN LA HABANA





Es imposible probar si la muerte del ingeniero chileno Roberto Baudrand en Cuba fue accidental o provocada.



Cuanto ocurre en Cuba escapa a toda posibilidad de transparencia informativa o de legalidad.



El hecho de que Baudrand estuviera ligado al escándalo de corrupción que involucra al presidente (ministro) del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, general Rogelio Acevedo y otros personajes de las altas esferas del gobierno cubano levanta no pocas suspicacias.



Los antecedentes del gobierno de Fidel Castro con respecto a los casos de corrupción de sus funcionarios no dejan de levantar sospechas de que todo sea la punta del iceberg de un hecho más profundo y extenso.



En junio de 1989 el periódico Granma anunció el arresto del general Arnaldo Ochoa y los gemelos Tony y Patricio de la Guardia. Comenzó entonces uno de los procesos políticos más sonados en la historia del gobierno de Fidel Castro. Todo se trató como un caso de corrupción ligado al tráfico de drogas y al enriquecimiento ilícito de varios oficiales de las Fuerzas armadas y el ministerio del Interior cubanos. Como los hombres no son perfectos sino sólo perfectamente corruptibles, este hecho no perjudicaba directamente la ideología revolucionaria ni el prestigio del Partido en su totalidad.



Casi inmediatamente después del fusilamiento del general Ochoa y Tony la Guardia y sus secuaces, fue procesado el ministro del Interior, José Abrahantes en el más absoluto secreto y condenado a 20 años de prisión sin explicación alguna. Año y medio más tarde, el gobierno cubano anunciará su muerte en prisión por un infarto al miocardio. En Cuba, era proverbial la perfecta salud y gran fortaleza de Pepe Abrahantes, quien seguía un riguroso entrenamiento físico, lo que levantará no pocas sospechas sobre las verdaderas causas de su muerte.



A pesar del carácter que le había dado la propaganda castrista al caso del general Ochoa, en la Cuba se rumoraba que el fin de semana anterior al anuncio del arresto de este, un contingente de tropas especiales le había dado caza por toda la barriada de Víbora Park en la Habana a un grupo de oficiales. Estos se habían reunidos en la casa de Amado Padrón, ayudante personal del general Arnaldo Ochoa. Al descubrir que habían sido rodeados, intentaron huir pero todos fueron capturados. Cuentan que, de la casa de marras, los asaltantes sacaron cajas de fusiles, lanzacohetes y otras armas.



En los meses que siguieron al fusilamiento de Ochoa, otro rumor recorrió la ciudad. En la represa Ejército Rebelde al sur de la ciudad de la Habana, se había encontrado sumergido un gran alijo de armas y vehículos perfectamente conservados, hecho que muchos relacionaron con los acontecimientos de Víbora Park.



"Coincidentemente", los procesos de los generales Ochoa y Abrahantes, los coroneles la Guardia, y sus compañeros había sucedido en momentos en que, en Europa del este se estaba dando el proceso de la caída del bloque comunista junto al proceso de la perestroika gorbacheana en Moscú.



A estas alturas, pocas personas dudan que el caso de Ochoa y la Guardia se redujera a un caso de corrupción. Hay un consenso general de que todo fue una intentona política coordinada con los reformistas soviéticos para derribar al gobierno de Fidel Castro junto al resto de los gobiernos comunistas de Europa del este. Igualmente, pocos piensan que muerte del ministro José Abrahantes se debiera a causas naturales. Para muchos, lo más probable sería que Fidel Castro haya enviado a su fiel sicario al infierno con información harto sensible para la estabilidad de su gobierno.



Otro caso reciente de "corrupción" y muerte en prisión fue el del estafador internacional norteamericano Robert Vesco, quien ayudó durante décadas a Castro en todo tipo de negocios sucios -desde el tráfico de armas, drogas, lavado de dinero, etc.- hasta que, por alguna razón, resultó incómodo al dictador, quien lo lanzó a una mazmorra donde murió en circunstancias igualmente inciertas.



Esto son sólo los casos más connotados de sospechas de asesinatos políticos en Cuba aunque ha habido cientos de casos ignorados desde en las mazmorras de la Seguridad del Estado y las prisiones, hasta en las propias filas de las Fuerzas Armadas, del Ministerio del Interior y el Partido para ocultar los más terribles secretos de la dictadura castrista.



El gobierno de Cuba hace mucho que se tambalea, sobre todo desde que Fidel Castro carece de la fuerza física e intelectual para ejercer el control absoluto. Como las ratas acostumbran a abandonar el barco que hace agua, no es descabellado pensar que el general Acevedo estuviera en asuntos que trascendieran el enriquecimiento personal y que su amigo chileno, el ingeniero Roberto Baudrand, conociera algún oscuro secreto que los Castro desean ocultar a toda costa.




Sunday, April 11, 2010

EL MANTO DE ELIÁN, 10 AÑOS DESPUÉS



Unas imágenes de Cuba recorren el mundo. No son las de las Damas de Blanco ni de Orlando Zapata Tamayo o Guillermo Fariñas, ni ningún otro acontecimiento relacionado con la grave situación de la Isla.


Las imágenes sobre Cuba que aparece en los principales medios internacionales son las de un adolescente en uniforme militar, muy serio, demasiado, para su edad. Este muchachito no es otro que Elián González. En sus quince años, usa el uniforme de la escuela militar Camilo Cienfuegos y lleva en la mano una banderita cubana. Es evidente que los genios de la propaganda castrista se la habían endosaron a propósito. Era el recordatorio de los mares de banderitas que acompañaban las agotadoras jornadas de mítines y marchas masivas que, durante meses, paralizaron toda la Isla hace diez años en "reclamo" el "derecho" de su padre "usurpado" por la "mafia cubano americana" de Miami.

La propaganda es un negocio de símbolos y este es el momento para revivir los símbolos de "glorias" pasadas para ocultar las desgracias presentes.

Elián González es el último eslabón de la larga cadena de victorias pírricas e inútiles con que Fidel Castro ha justificado su longevo liderazgo y el desastre que este ha representado para la nación cubana en todos los órdenes de la vida social.

En los últimos días de noviembre de 1999, aparece frente a las costas de la Florida un pequeño náufrago solitario en circunstancias aún dudosas. Este era Elián con 5 años escasos. La parte de su familia que vivía en Miami intentó adoptarlo. Fidel Castro, el gran violador de los derechos de todo tipo, aprovechó la ocasión para adoptar su pose preferida: la personalización de "la Patria", el "pueblo", la "revolución", la "justicia" y "la moralidad", y se lanzó a "defender" el "derecho inalienable" a recuperar a su hijo de un padre y unos abuelos que jamás se habían ocupado del niño.

Fidel Castro sabía que cualquier cosa que él defendiera sería atacada ciegamente por aquella parte del exilio cubano que funciona con una ideología de 3 palabras (1, matar; 2, a; 3, Castro). Al defender el derecho del padre de Elián, dirigía a esta parte del exilio a una reacción ilegítima a los ojos de la opinión pública mundial, que nunca entendería sus razones, cualesquiera que fueran. Sin embargo, en los acontecimientos que rodearon el diferendo relacionado con Elián Gonzales, la actitud del gobierno de Bill Clinton fue definitivamente la más repobable e hipócrita.

En su primera campaña presidencial, el demócrata Bill Clinton, por su apoyo a la ley Torricelli, recibió un inusitado sostén de la comunidad cubana en la Florida, históricamente republicana.

La reelección de Clinton fue también apoyada por los exiliados cubanos. Ello fue motivado por la firma de la ley Helms Burton en respuesta al derribo de dos avionetas de matrícula norteamericana por cazas de las fuerzas aérea cubana en 1996, donde murieron varios ciudadanos de EE.UU.

A pesar del derribo de las avionetas norteamericanas, durante la segunda presidencia de Bill Clinton, una oleada de funcionarios, políticos y empresarios norteamericanos visitará Cuba, y se aliviarán ciertas restricciones al comercio entre Cuba y los Estados Unidos.

El gobierno de Bill Clinton traicionó a la comunidad cubana, ofreciéndole el apoyo irrestricto (incluyendo los servicios de su abogado personal) al gobierno de Fidel Castro. Por si esto fuera poco, le arrancó violentamente el niño a su familia miamense y le ofreció a la maquinaria ideológica castrista la oportunidad de trasladar su circo propagandístico a territorio norteamericano, donde se montó el burdo teatro de una "escuelita" comunista para "readaptar" al niño (léase lavarle el cerebro) a su entorno original. Para ello, el gobierno norteamericano no puso reparos en darle entrada libre a familiares, "compañeritos de escuela", maestros y hasta funcionarios del régimen castrista, acomodándolos en la regia mansión de una "religiosa" izquierdista.

La "épica" victoria de Fidel Castro en el caso de Elián González obtuvo cobertura total y de primera plana por los medios internacionales durante los casi seis meses que duró el acontecimiento. Como contrapartida, esos mimos medios se ensañaron en el fracaso de las acciones "obcecadas" del exilio cubano, ahora internacionalmente bautizado con el sambenito que Fidel Castro siempre le había endilgado: la mafia cubano americana.

Los medios internacionales, ignorando la más elemental regla de la prensa democrática de dar información balanceada, han sido más propensos a divulgar los símbolos de los triunfos de la dictadura castrista antes que la verdadera situación del pueblo cubano, la represión, las carencias, el ostracismo, la miseria, el atraso, la separación de las familias, la desesperanza, la devastación, en fin, material y espiritual de la nación cubana.

Hoy día, las agencias informativas internacionales no divulgan la heroica inmolación de Orlando Zapata Tamayo y Guillermo Fariñas ni la valiente lucha de las Damas de Blanco ante la represión de la dictadura de Castro. Recuerdan a Elián Gonzales, un niño convertido en adolescente estatuario, sin felicidad, insensible ante las desgracias de su pueblo como el resto del mundo.