Monday, September 7, 2009

MARIELA CASTRO Y YO (PRIMERA PARTE)


Mis relaciones con la hija de Raúl Castro, Mariela, han sido indirectas pero muy ilustrativas.
Leo, mi esposa, fue una de las muchachas privilegiadas que ingresó en la flamante Escuela Formadora de Educadoras de Círculos Infantiles de Cojímar en 1976. En aquella época de la sovietización galopante del país, la inauguración de nuevas escuelas y hospitales era algo cotidiano. Era la fachada, el sistema Potemkin para halagar a una población ya mayormente decepcionada de las promesas revolucionarias de los sesenta y por la completa entrega del país al imperio ruso. Sin embargo, la escuela en cuestión era particularmente especial. Parecía una institución no ya propia de los países más avanzados, sino, literalmente, de ciencia ficción. Estaba diseñada como un adelanto de la futurísima utopía comunista. Contaba con un gran complejo de edificios e instalaciones deportivas construidos en la más bella zona costera del este de la Habana, con los mejores profesores del país en todas las ramas científicas, humanistas y pedagógicas; laboratorios de ensueño; con las mejores condiciones de vida y una magnífica alimentación servida con el más refinado protocolo para educar a las muchachas en los mejores maneras, etcétera, etcétera. A diferencia del resto de estas instituciones dedicadas a propagandizar las bondades del socialismo, cuyo funcionamiento óptimo, si es apropiado este adjetivo, era bien efímero, esta escuela funcionó impecablemente todo un curso, cuatro años completos. Ello nunca se debió a que el socialismo –sobre todo el cubano- fuera capaz de funcionar en algunas esferas, por muy reducidas que fueran, sino a que esta escuela era directa y diariamente supervisada por Vilma Espín, la ya difunta esposa de Raúl Castro, sí, el hermano menor de Fidel. Y esto no era un algún experimento social específico ni nada por el estilo. Ello se debía a que esta escuela fue diseñada y construida con el exclusivo propósito de educar a su hija, Mariela Castro. Esta, como era lógico, no era interna como el resto de sus compañeritas, sino que era traída y llevada de regreso a su casa en un vehículo oficial con guardaespaldas y todo. De más está decir que todos los trabajadores y alumnos eran periódicamente investigados por la seguridad del Estado y que, entre estos, había un buen número de agentes secretos que creaban varias barreras concéntricas en torno a la princesa de los Castro. Es cierto que, gracias al capricho del destino y de los Castro, mi esposa y sus compañeras fueron beneficiadas con la mejor educación media superior que se hubiera imaginado en Cuba y en muchos países. Sin embargo, a todas las muchachas que lograron ser aceptadas en esta escuela, les habían prometido que, una vez graduadas, podrían continuar sus estudios en la casi prohibitiva Facultad de Psicología de la Universidad de la Habana, cuya matrícula era especialmente selectiva. No obstante, al graduarse, esta posibilidad les fue negada, excepto, claro, a la heredera dilecta de los Castro. Un cuarto de siglo más tarde, para darle colofón a su carrera de privilegios, en el 2005, la familia Castro fundó el Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (CENESEX), desde donde Mariela se construyó un prestigio políticamente correcto en defensa de los homosexuales, rodeándose de un halo de humanismo “aperturista” y democrático. Ahora bien, volviendo atrás y como era de esperar, una vez que Mariela se graduó, la Escuela Formadora de Educadoras de Círculos Infantiles perdió todos sus privilegios hasta que, en pocos años, la desahuciaron de su glamoroso complejo de Cojímar a una modesta ala de la Escuela Formadora de Maestros de la calle Vento, al sur de la Habana donde languideció hasta desaparecer durante los años del llamado “período especial”.

9 comments:

  1. Oyeeeee, te estoy leyendo. Hasta ahora todos lo post estan de rechupete, este me gusto como ninguno. Sigue escribiendo, que eres mas pasable que cuando nos das discursos de dos horas. Mentira, te estoy jodiendo. EStuve por aqui, para que veas que soy fiel saludos a leo , nos vemos el lunes donde tu sabes!
    Midiala

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  2. Cuántos recuerdos de mi Cojímar, con aquellas niñitas vestiditas de verde, entrando y saliendo de la famosa escuela... y luego la desidia, la falta de "fijador" y la depauperación total... ¿qué iba a saber yo que todo aquello era por la hija de papá? Nada, que entre cielo y tierra no hay nada oculto y todos los días se aprende algo. Por eso la vieja no se quería morir. Muy bueno. Espero con ansias la segunda parte. Gisela.

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  3. El anclaje de los ismos fatales en la isla: fidelismo, raulismo, marielismo (de Mariela por supuesto, no de Mariel)...

    JR

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  4. octavio dale con la segunda parte. amén de la historia disfruté el español. la sencillez y la claridad nunca están enemistadas con la sobriedad y la belleza aunque nos quieran meter por los ojos los intelectuales lezamianos, que la profundidad y la elegancia requieren de de la palabra "dificil".
    esa que muchas veces nos provoca retorcijones post pandriales.
    venga la segunda...

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  5. y la segunda? deja la vagancia, que ya he entrado dos veces por la continuacion y NADA!
    midiala

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  6. Te felicito....Muy buen articulo!!!! Irene

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  7. "una magnífica alimentación servida con el más refinado protocolo para educar a las muchachas en los mejores maneras"

    Jajaja.

    Refinamiento, manners, protocolo en Cuba, el imperio por antonomasia de la chusmeria?

    Jajaja.

    No me hagas reir.

    Plateria fina y caviar?

    Jajajja.

    como fabulas.

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  8. Yo estudié con ella.Y luego de 4 años de estudios fuimos a estudiar Lic en Educación Pre escolar,curso dirigido en las noches.Nuestra sorpresa fue enorme al ver que Mariela Castro era una de nuestras profesoras; no sabemos en que momento hizo los 5 años de estudios correspondiente para estar impartiendo clases a futuras Lic.Todo engaño y mentiras como siempre.Gracias.

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