Wednesday, July 21, 2010

GOLPE DE ESTADO EN LA HABANA



Después de casi dos años de estancamiento tras el "traspaso" oficial del poder de Fidel Castro a su hermano Raúl, los acontecimientos parecen precipitarse.


Un prisionero político, Zapata Tamayo, se inmola en una huelga de hambre.


La muerte de Zapata arroja luz sobre las Damas de blanco, un movimiento de mujeres que, desde hacía 6 años, protestaba pacíficamente por las calles de La Habana todos los domingos.


Las Damas de blanco sólo piden la liberación de sus familiares presos de conciencia, sobre todo, los 75 disidentes que habían sido condenados a largas cadenas en prisión en el 2003, durante lo que se conoce como la "primavera negra". Sólo eso.


Finalmente, un opositor llamado Guillermo Fariñas decide continuar el ejemplo de Zapata Tamayo y se declara en una torturante huelga de hambre poniendo su salud y su vida al borde del colapso para solicitar la liberación de los presos políticos.


Durante meses, la situación se caldea en Cuba.


Los medios internacionales comenzaron a divulgar la versión de que la Iglesia católica cubana había iniciado negociaciones con el gobierno de Raúl Castro para la liberación de los presos. Esto es falso.


En realidad, el régimen de los Castro había sido quien había solicitado la intervención de la Iglesia (a través de su "amiguito" el cardenal Jaime Ortega) y del gobierno aliado de España (por medio del afectuoso canciller Miguel Ángel Moratinos) para que le sacaran las castañas del fuego.


El cardenal Ortega, incluso, hizo una repentina y sospechosa visita a los Estados Unidos para "informarle a las autoridades" sobre el proceso de excarcelación de los prisioneros cubanos sin siquiera hacerle una visita a sus correligionarios en este país.


La protesta pacífica de las Damas de Blanco, de Zapata Tamayo y Fariñas había dado resultado.


Nadie había pedido ni democracia representativa ni pluripartidismo ni respeto a los derechos humanos ni apertura económica ni política ni de expresión ni de viajes ni de Internet.


Nadie había pedido la devolución de propiedades ni compensación económica ni representación política.


Nadie había disparado un tiro ni puesto una bomba ni había conspirado para cometer sabotajes o atentados políticos.


No había habido una infiltración de comandos o armas o equipos de comunicación.


Nadie había recibido dinero de ningún gobierno extranjero ni había escrito ningún blog por Internet.


No había cómo declararlos terroristas ni agentes de la CIA ni siquiera divulgadores de "propaganda enemiga".


Las Damas de Blanco, Zapata Tamayo y Guillermo Fariñas, a costa de sacrificios casi supremos, habían dado en el clavo.


Sin embargo, cualquiera diría que era una victoria para la oposición a la tiranía castrista y un fracaso para esta.


Error.


Desde el incumplimiento desastroso de la zafra de 1970, que costó al país esfuerzos y carencias ingentes, Fidel Castro había descubierto la fórmula mágica de "convertir el revés en victoria".


En los países totalitarios donde predomina la censura y el control absoluto y la manipulación de la información, es muy fácil distorsionar los hechos. Esta operación es mucho más efectiva cuando los medios y muchos gobiernos e instituciones internacionales aceptan sin reservas la información que emana de los órganos propagandísticos de semejantes regímenes.


La dictadura de los Castro ha salido del barro con las plumas impolutas.


Con poquísimas y honrosas excepciones, gran parte de los medios internacionales y muchos gobiernos coinciden con la propaganda castrista en que los prisioneros liberados son simples presos comunes que han sido excarcelados "por cuestiones humanitarias".


El "presidente" de la Asamblea Nacional cubana (el amañado "poder" legislativo nacional), Ricardo Alarcón, declaró recientemente que el estado cubano estaba en disposición de liberar todos los presos que no hayan cometido "crímenes de sangre". Con ello, desmentía tácitamente que hubiera prisioneros políticos o de conciencia en la Isla.


El presidente Brasil, Ignacio "Lula" da Silva, con gran desparpajo, calificó a Zapata Tamayo de vulgar delincuente y el gobierno de Zapatero ha recibido en semejantes condiciones a los presos deportados a suelo español, hacinándolos con sus familias en miserables hoteluchos, donde están casi prisioneros por carecer de recurso económico ni representación legal algunos.


Ahora, hasta el gobierno norteamericano ha expresado, contrario a sus principios migratorios, que no les dará tratamiento especial alguno a los presos excarcelados.


Para colmo, el exilio histórico ha guardado y aún guarda un vergonzoso silencio respecto a los opositores liberados y hasta personalidades del mismo como Carlos Alberto Montaner tratan de justificar la conducta del gobierno español y la Iglesia cubana, minimizando la importancia de los excarcelados para la lucha contra la tiranía.


En resumen, la dictadura castrista ha salido una vez más victoriosa.


La excarcelación y deportación de los luchadores por los derechos humanos le ha abierto una brecha a la "posición común" de la Unión europea con respecto al régimen de la Habana y hasta en el Congreso de los EE.UU. se está produciendo una fuerte ofensiva por el levantamiento de las sanciones contra aquel.


Y, en medio de toda esta tormenta, el ave Fénix renace de sus cenizas.


Como viejo manipulador de la opinión pública e internacional, y sabiendo muy bien el "palo" noticioso que significaría su reaparición física, Fidel Castro vuelve a la vida pública.


Y lo hace de la forma más espectacular posible.


Para llamar la atención sobre sí, opacando incluso el momento más candente del mundial de fútbol en Sudáfrica, el comandante en jefe comienza a lanzar desde su bunker hospitalario "reflexiones" apocalípticas sobre el "peligro inminente" de un holocausto nuclear que involucraría Irán y Corea del Norte.


Más sabe el diablo por viejo que por diablo.


Cuando la ridícula predicción toma protagonismo en los medios internacionales, el anciano dictador cubano hace una sorpresiva aparición pública y continúa apareciendo durante cinco días consecutivos.


Con total desfachatez, Fidel Castro auguraba el desencadenamiento de un conflicto bélico entre EE.UU. e Irán y Corea del Norte tan pronto como terminara el evento deportivo sudafricano.


Tan provocativa es semejante afirmación que el canciller iraní debe apresurarse hacer nerviosas declaraciones públicas para desmentir al pretendido "exgobernante" cubano.


Entonces, con total desenfado, Fidel Castro les echa la culpa a sus asesores de haberle entregado información inexacta y sigue con su interminable y caótico monólogo senil como si nada hubiera ocurrido.


En realidad, lo que menos importaba era el contenido de las declaraciones del viejo comandante en jefe.


Fidel Castro, sencillamente, necesitaba llamar la atención sobre sí, minimizando el proceso de excarcelación de los prisioneros políticos y demostrando una vez más que nunca abandonó el poder, que su hermanito menor es sólo su muñeco de ventrílocuo y que todo ha sido resultado de su talento manipulador y conspirador.


Fidel Castro, así, le dio un golpe de Estado a su hermanito Raúl.


El viejo tirano siempre utilizó el método de ser oficialista y opositor sucesivamente. Oficialista, cuando ordenaba planes descabellados e incumplibles. Opositor, cuando salía con la espada flamígera a cortarle la cabeza a aquellos "poco revolucionarios y traidores" que habían sido incapaces de cumplir con los planes revolucionarios del pueblo.


El anciano dictador cubano, con sus últimas apariciones, demostró que no había sido Raúl quien había llamado al dudoso cardenal Ortega y menos comprensible canciller Moratinos para ponerlos al servicio de su política exterior y hacer, incluso, a la secretaria de estado norteamericana, Hillary Clinton, "alabar" la posición del gobierno cubano.


Una vez más, el pueblo cubano pierde, los derechos humanos pierden, la libertad y la democracia pierden.


Como decía Akira Kurosagua: los malos duermen bien.



Thursday, July 15, 2010

AMARGA LIBERACIÓN



Los primeros siete prisioneros políticos cubanos liberados llegaron hace pocos días a España.

Según el señor Miguel Ángel Moratinos -el controversial canciller español-, los recién llegados a Madrid constituyen el primer grupo de 52 presos políticos que serán liberados por el gobierno cubano en los próximos cuatro meses como resultado de las "negociaciones" entre el régimen de la Habana, la iglesia católica y el gobierno de España.

Los presos políticos que han sido y serán excarcelados, en primera instancia, son aquellos que han aceptado abandonar el país. El gobierno, la Iglesia y el canciller español niegan que esto sea una deportación en vez de la excarcelación, pero se parece demasiado a lo que hacían en el siglo antepasado los colonialistas españoles con los independentistas cubanos.


Varios presos políticos, encabezados por el Dr. Oscar Elías Biscet, demostrando una valentía y una firmeza ejemplar –permanecer en las cárceles medievales cubanas es literalmente insoportable-, se han reusado a expatriarse, por lo que su liberación está aún en suspenso. Es posible asegurar que estos jamás sean excarcelados a pesar de las afirmaciones del gobierno cubano, Moratinos y el cardenal Jaime Ortega.


Lo ocurrido, en realidad, no significa una liberación de prisioneros, sino del gobierno de Fidel Castro de la incómoda carga de opositores políticos en las cárceles (que puede volver a llenar) y en las calles (que tendría que volver a vaciar), así como de la protesta silenciosa de las Damas de blanco y de los huelguistas de hambre como Zapata Tamayo y Guillermo Fariñas, los verdaderos detonantes de este proceso.


Todo, en realidad, ha sido una componenda entre el régimen castrista, la Iglesia y el gobierno español, a instancia del primero, para aportarle argumentos a Madrid para que gestione la eliminación de la llamada "Posición común" de la Unión europea en contra la dictadura de La Habana.


Los cubanos excarcelados no han sido recibidos por el gobierno español como refugiados políticos ni como turistas ni como ninguna de las categorías migratorias. Flotan en un nimbo legal con impredecibles consecuencias.


A su llegada, los excarcelados fueron alojados en un hotel de mala muerte en las afueras de Madrid, en el corazón de uno de los peores barrios obreros, sin comercios de tipo alguno alrededor. Los mismos han sido hacinados en habitaciones de tres y cuatro camas, recalentadas por el sol y el viento sahariano del verano español, y con sólo un baño compartido con apenas dos duchas en cada planta.


Algunas fuentes precisaron que, gracias a la gestión de algunas ONG, los expatriados serán reubicados bien lejos de la capital española para barrerlos bajo la alfombra.


Como ha ocurrido con otros exprisioneros políticos cubanos que han sido enviados a España con anterioridad directamente desde la cárcel, los presos liberados que acaban de llegar a la península deberán enfrentar la durísima situación económica que sufre ese país sin apoyo alguno del gobierno español a pesar de haber arribado sin recursos económicos ni relaciones de tipo alguno.


Los prisioneros cubanos no pueden esperar ayuda alguna.


A pesar de que el gobierno de La Habana ha apoyado históricamente a los terroristas de la ETA y le ha robado millones a los no tan ingenuos inversionistas españoles en la Isla, el gobierno español persiste en mostrar su rostro más amable a la dictadura castrista, despreciando a su oposición.


El gobierno de Zapatero, no cabe dudas, íntimamente, acepta la calificación de delincuentes con que el gobierno de Castro ha definido a sus prisioneros políticos, al igual que el presidente Lula de Brasil, quien declaró públicamente su completo desprecio hacia el prisionero Orlando Zapata Tamayo, cuando este se inmoló por la libertad de Cuba.


Del gobierno de Zapatero y de la gestión de su carísimo canciller Moratinos es posible esperar cualquier cosa.


El pasado año, el presidente de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), Luis Pardo, lamentó las declaraciones de Moratinos, quien había opinado en su visita a Caracas que el nivel de libertad de expresión en Venezuela era "satisfactorio" y que allí existe "un sector de medios de comunicación muy crítico con Chávez"


Pero esto no es lo más deplorable.


Lo más lamentable no es la actitud de la tiranía castrista ni del gobierno español, que, en definitiva, con su labor, aunque a favor de aquella y no en las mejores condiciones, ha permitido la liberación de un grupo importante presos políticos, si bien no todos, ni siquiera la mayoría.


Lo realmente deplorable es absoluta la indiferencia del exilio cubano en Estados Unidos hacia los prisioneros liberados.


A España, no ha viajado ni la más reducida representación de la oposición cubana en el exilio, ni un solo periodista o comunicador, ninguna representación de los medios de Miami, a tenderles la mano a nuestros héroes.


No ha habido ni una colecta ni una marcha ni una reunión.


¿Por qué Saavedra no está con su cilindro frente al consulado español, protestando por el trato dado a nuestros hermanos? ¿Por qué la calle ocho y la Pequeña Habana están tan tranquilas? ¿Por qué nadie agita ninguna bandera cubana frente al Versalles?


A España no ha ido ni irá un solo centavo de los millones de dólares con que el gobierno norteamericano ha ayudado a las organizaciones cubanas en el exilio. Buena parte de los cuales debería haber llegado a las manos de opositores y los familiares de los prisioneros políticos en la Isla.


Contrasta la actitud del exilio con respecto a esta nueva generación de opositores y la recepción dada a los desertores del ejército, la seguridad del estado y las diversas instituciones de la tiranía cubana.


Los "desertores" de la tiranía castrista, tras disfrutar de las prebendas de esta gracias a su "lealtad" al mismo en contra el resto del pueblo, al llegar a Miami, en cambio, han sido recibidos casi como héroe y estrellas mediáticas. Sus "revelaciones" en los medios no han aportado absolutamente nada a la lucha contra la dictadura, con excepción la "indignación" de un exilio desconectado de la realidad de su patria.


Es que la presencia de estos prisioneros, tanto los que literalmente deportan a España, como los que valientemente se negaron a salir de la Isla, le echa en cara al exilio la futilidad de su "lucha" en los últimos cincuenta años.


Un por ciento altísimo de las acciones del exilio, es doloroso reconocerlo,- aunque también hayan aportado su cuota de mártires y prisioneros-, ha ayudado desgraciadamente a la preservación del régimen cubano, justificando su fachada de "plaza sitiada" y, por tanto, la militarización de la nación, el aislamiento y la censura absoluto, la represión y el control total de cada ciudadano.


Todo ello sólo ha demostrado que el odio, el ansia de venganza, la violencia y el terrorismo no pueden derrotar a la tiranía. Esta se alimenta de todo ello, fortaleciéndose y creciendo cada día más, sobre todo en el ámbito internacional. Más aún, el propio régimen ha provocado muchas de tales "agresiones", ya sea a través de sus agentes infiltrados en los grupos opositores u orquestados en operaciones secretas de la propia Seguridad del estado cubana.


En cambio, el régimen ha sido incapaz de resistir la batida de la resistencia pacífica y la desobediencia civil de las damas de blanco, los huelguistas de hambre, los objetores de conciencia y los luchadores por la democracia y el estado de derecho en su propio patio. Por ello, la tiranía castrista se ha visto obligada a recurrir a sus afectos de la Iglesia y el gobierno español para alejar lo más posible a los protagonistas de la nueva oposición, para enviarlos a un exilio donde sabe, por experiencia, que quedarán completamente anulados e ignorados.


La experiencia de 50 años de lucha contra la tiranía cubana nos ha enseñado que los verdaderos protagonistas de la oposición son principalmente los disidentes internos, no el exilio.


Es cierto que muchas organizaciones opositoras internas (y exiliadas) han sido penetradas y controladas por la seguridad cubana. Sin embargo, a pesar de la represión y el control casi total, ha habido hombres y mujeres que han logrado superar todos los obstáculos y se han hecho oír.


Por lo tanto, la única forma de ayudar a la causa de la libertad de Cuba es apoyar a la oposición interna con todos los recursos y divulgar internacionalmente sus acciones.


Es necesario, por tanto, repensar la lucha contra el régimen de Fidel Castro.

Tuesday, July 13, 2010

EL DIABLO CAÍDO DEL CIELO


Ahí está, no importa si el programa televisivo fue grabado, editado y trabajado con los más refinados efectos especiales.

Menos importa si habló de asuntos totalmente intrascendentes y torcidos, dando, como de costumbre, la visión alternativa y contestataria a la versión mediática internacional de los acontecimientos.

Su sola aparición opacó la recién concluida Copa mundial de fútbol -escamoteándo la victoria española-, el derrame de petróleo y el desastre ecológico, los atentados de Uganda, las guerras de Iraq y Afganistán, la crisis económica, el derretimiento de Grecia, España y Portugal, el canje de espías rusos, el desenmascaramiento de Ingrid Betancourt, la muerte de Olga Guillot, la deportación de los presos políticos cubanos y muchas cosas más.


Apocalíptico, como de costumbre, en vez de hablar de cualquier cuestión relacionada con la Isla, Fidel Castro, en su sorpresiva aparición pública, se dedicó a balbucear sobre una hipotética guerra de Estados Unidos con Corea de Norte e Irán, adoptando los insostenibles puntos de vistas de estos.

A despecho de su senilidad, su rara camisa a cuadros –más parecida a un pijama-, su abrigo invernal en pleno verano, los muebles imposibles para los estudios de la televisión cubana.

Su presencia demuestra el fraude del "traspaso de poderes" a Raúl -declarado por su gran hermano como un perfecto inútil a los curas del colegio Belén- y significa una bofetada en pleno rostro a todos los "profetas" que auguraron que Raúl Castro era el posible portador del cambio, la negociación, la apertura y todas las sandeces que pueden ocurrírseles a todos los que hablan con desconociendo absoluto del tema cubano.

Fidel Castro sigue al mando y cada una de las cosas que ocurren en la Isla y fuera de ella que estén en relación con la misma, continúan controladas por él. Su decrepitud se refleja en la ruina del país, su debilitamiento en el estancamiento herrumbroso de su economía, la desintegración de sus instituciones, la inmovilidad de su vida social y su política exterior, y hasta la declinación del exilio cubano.


La Isla, convertida en país se zombies, se ha limitado a succionar, como su anciano amo en su lecho de muerte, el escaso subsidio que Venezuela, Brasil, Rusia, China, España y hasta Estados Unidos le suministran en pequeñas dosis para que agonice pero sin que termine sus miserias.

Fidel jamás permitió que nadie tuviera el más microscópica capacidad de decisión en Cuba. Sus ministros, sus jefes militares, sus ideólogos, sus policías mayores son sólo sus secretarios personales y sus edecanes en cada uno de los aspectos de su desastroso gobierno. Él ha sido y aún es quién tiene la primera y la última palabra en todo, y todas las intermedias porque, jamás, ha permitido a nadie emitir una opinión distinta a la suya ni mucho menos oponérsele.

Ahora, que el Comandante en jefe carece de la energía y la imagen que, medios internacionales mediantes, lo convirtieron en una figura de talla mundial, hace un inteligente mutis para continuar dirigiendo al vertedero en que ha convertido su isla personal a través de ese muñeco de ventrílocuo que es su hermano menor.

Raúl Castro, que ahora aparentemente"ejerce" el poder en la Isla, jamás tuvo libertad de acción alguna. En su juventúd, se limitó a seguir a su hermano mayor como perro faldero.


En los inicios de su carrera política, con la vista larga que siempre ha demostrado, Fidel Castro sabía que era demasiado temprano y riesgoso para sus objetivos codearse con los comunistas. Sin embargo, tampoco podía desvincularse a los mismos. Por ello, le ordenó a Raúl que ingresara en la Juventud socialista, -brazo juvenil del PSP (partido Socialista Popular), eufemismo con que se autodenominaba el Partido comunista cubano de entonces- y hasta lo envió al Festival de la Juventud y los Estudiantes inmeditatamente antes del asalto al cuartel Moncada en julio de 1953.


Durante la lucha guerrillera en la Sierra Maestra, Fidel dislocó la columna de Raúl en el traspatio de la propiedad paterna para que sirviera de puerta trasera por donde entrarían los comunistas en el momento adecuado. Eso mismo hicieron después del fracaso de la huelga de abril y, por tanto, del movimiento alternativo al liderazgo del comandante en jefe en la lucha contra la dictadura de Batista.

En octubre de 1959, desaparecida la incómoda figura de Camilo Cienfuegos y encarcelados algunos comandantes de la Sierra desleales, Fidel puso a Raúl, simultáneamente, al frente del ministerio y la jefatura de las Fuerzas Armadas, violando la ley fundamental de 1959 como sucedáneo de la Constitución de la República, para también abrirle la puerta a comunistas y soviéticos.

Es absolutamente increíble que Fidel Castro dejara el ejército rebelde, la institución más importante para la preservación del su poder, en manos de su inútil hermanito.


Todos los "logros" (algunos reales, la mayoría ficticios) de Raúl -general que jamás pasó academia alguna ni partipó en ninguna batalla, excepto para salir corriendo- frente a las Fuerzas Armadas fueron exclusivamente siguiendo las detalladas órdenes de su gran hermano.


La "lucha contra bandidos", Bahía de cochinos, la crisis de los misiles, las guerras de Argelia, Angola, Etiopía, el Yemen y todas en las que estuvieron involucrados los cubanos, los experimentos económicos, el apresamiento y proceso del General Ochoa y sus secuaces, todo, absolutamente todo fue ordenado y dirigido personalemente por Fidel Castro.


Raúl sólo ha fungido de antifaz para aquellas acciones que Fidel Castro ha cosiderado que pudieran lesionar su imagen política.


El verdadera papel de Raúl ha consistido en "sustituir" al comandante en jefe en situaciones insignificantes o, sobre todo, en las más comprometedoras para la imagen "incorruptible" e "intransigente" de su hermano. Así, asumió el papel de gran represor, persiguiendo, encarcelando, torturando y fusilando a miles de personas, aunque fuera Fidel quien, en realidad, tenía el poder sobre la vida o la muerte, la libertad o la prisión de cada reo.

En 1989, Raúl fingió ser el acusador principal del general Ochoa y, en el 2001, le ofreció a los militares norteamericanos en la base de Guantánamo -que tantas veces Fidel había reclamado como usurpada por el enemigo del norte- toda la cooperación para evitar la fuga de cualquier prisionero islámico. Fidel sabía muy bien que ambas cosas redundarían en detrimento de su prestigio, por ello encomendó a su hermanito a encargarse de dar la cara en los trabajos sucios.

Raúl jamás se atrevió a tomar decisión propia alguna, por ello, apareció tan escasamente en público desde el comienzo de la enfermedad de Fidel e, incluso cuando pretendidamente "asumió" la presidencia de la república. Es posible que su hermano fuera incapaz de darle las órdenes correspondientes y él, carente de toda iniciativa, fuera incapaz o tuviera miedo de tomar decisiones. También es probable que Fidel le haya prohibido abrir la boca durante los momentos en que se encontrara totalmente incapacidado.


Ha sido Fidel, desde su lecho de enfermo, quien ha ordenado la sustitución y destitución sistemática del "relevo generacional" (Lage, Pérez Roque y comparsa) por "combatientes históricos" sacados del retiro, la "Primavera negra" y las "negociaciones" con la Iglesia y el gobierno español para deportar a algunos prisioneros políticos a cambio de la supresión de la "Posición común" europea.


No ha sido Raúl sino siguiendo instrucciones precisas de Fidel quien se ha ofrecido a realizar conversaciones con el gobierno de los Estados Unidos.


Ahora, al cabo de tanto tiempo que ya nadie ni se preguntaba si estaba vivo o muerto o si había sido un fantasma de un pasado que nadie queria recordar, aparece hablando lo que le viene en gana para subrayar que sigue ahí, con todo bajo control, a pesar de que hace veinte años terminó la guerra fría que le dio presencia internacional y que la inmensa mayoría de sus compañeros de ruta, tanto nacionales como internacionales, amigos y enemigos, han desaparecido hasta de la historia.


Sí, aunque diezmado el cuerpo y el espíritu, ha salido victorioso contra el tiempo. la edad y la enfermedad, ante los Estados Unidos, la Unión Soviética y la Unión Europea, los gobiernos latinoamericanos y los africanos, en la guerra fría como en la guerra contra el terrorismo.


Ya así, ha salido incólume ante todas las acusaciones de tirano, asesino y torturador, de narcotraficante, traficante de armas y tráfico humano -que incluye desde inmigrantes, pasando por prostitutas hasta órganos y el plasma sanguíneo de las donaciones voluntarias del pueblo-, de jefe internacional del terrorismo y de guerrilleros en tres continentes, de haber provocado destrucción, muerte y sufrimiento a diestra y siniestra.

Nada ha sido capaz de empañar su imagen con que tanto celo han cultivado durante cincuenta años los medios internacionales, los movimientos izquierdistas, los gobiernos de América Latinaa y Europa y los intelectuales sin el menor ápice de responsabilidad social.


Un compatriota, entre en broma y confundido, me decía que, en verdad, a pesar de haber devastado la Isla y desintegrado la nación que lo vieron nacer, a veces no sabía si odiarlo o admirarlo.

Wednesday, July 7, 2010

EL CUENTO DE LA BUENA PIPA. LAS TRAVESURAS DE BP Y LA INFINITA PACIENCIA DE WASHINGTON (PRIMERA PARTE)





El 31 de marzo del 2010, el presidente norteamericano Barak Obama levantó las restricciones a las perforaciones petroleras submarinas. Veinte días más tarde, el 20 de abril, la plataforma petrolera Deepwater Horizon de la BP hizo explosión y se hundióen el Golfo de México, causando la muerte a 11 de sus ocupantes y heridas a otros 17.


La plataforma, que aún estaba en la fase de exploración, había roto el record de perforación al excavar el pozo petrolero submarino más profundo (30,000 pies o 9.1 km) a tales profundidades (más de 4,000 pies o 1.5 Km bajo el nivel del mar).


La cuestión consiste en que, desde su anclaje en el lugar, la Deepwater Horizon había sufrido múltiples accidentes.


Del 2000 al 2010, se había reportado 16 incendios menores y otros incidentes.


En un accidente no reportado, previo a la explosión de la plataforma, el BOP (Blow Out Preventer o protector contra explosiones), equipo de seguridad obligatorio para toda plataforma petrolífera, se había dañado y estaba desactivado en el momento del siniestro.


El protector contra explosiones (BOP) de la Deepwater Horizon era un dinosaurio de 325 toneladas y $15 millones, instalado en el fondo del Golfo -a 4,132 pies (1,259 m) de profundidad- para controlar la presión del gas y el petróleo y cerrar el flujo de estos si algo salía mal.


Si hubiera funcionado correctamente, el BOP hubiera impedido que el gas subiera por la tubería a la plataforma con demasiada presión. Esto fue precisamente lo que provocó la explosión de Deepwater Horizon.


Sin embargo, no todo se redujo a una falla técnica sino que fue resultado de una combinación criminal de inconsciencia, avaricia, estupidez e incapacidad.


Las causas del accidente de Deepwater Horizon estaban mayormente relacionadas con a una larga cadena de violaciones de la seguridad que BP había cometido.

Según Newsweek, una investigación del Congreso encontró que en el BOP había una batería muerta, que destilaba ácido sobre el sistema hidráulico.


Un trabajador de la Deepwater Horizon recientemente reveló a la BBC de que él y otros de sus compañeros habían identificado semanas antes del accidente la fuga de la batería en una consola de control del BOP.


De acuerdo con el informe del Congreso, los funcionarios de BP en el sitio, para ahorrar tiempo y dinero, animaron a los trabajadores a seguir adelante sin cambiar la batería.


El problema sobrevino cuando el taladro de la plataforma perforó finalmente el embalse de hidrocarburo y comenzó a bombear petróleo.


Según las normas de procedimiento del trabajo, el mecanismo de prevención de explosiones (BOP) controlaría el flujo de petróleo y gas para mantenerlo estable si algún imprevisto ocurría. Sin embargo, como no había comunicación entre la plataforma y el BOP, sólo se podía rezar por que no ocurriera semejante imprevisto.


Como era de esperar, el imprevisto ocurrió.


En el momento en que las almohadillas de goma que deben sujetar la tubería estaban ya ceñidas alrededor de esta, un técnico de la plataforma golpeó accidentalmente una palanca. Esta movió la tubería unos 15 metros hacia arriba, dañando la tubería y las almohadillas de goma.


El ingeniero Mike Williams, en su entrevista del programa "60 Minutos", reveló que pedazos de goma del mecanismo de fijación de la tubería comenzaron a emerger desde las profundidad con un poco de petróleo. Ello preocupó a varios trabajadores de la plataforma. Pero, no había manera de saber qué ocurría en las profundidades del Golfo ya que, mucho antes, como hemos dicho, la batería que alimenta el sistema de comunicación entre el BOP y la plataforma había dejado de funcionar. Debido a ello, los trabajadores no podrían controlar cualquier problema que pudiera ocurrir.


Aún, en estas condiciones, los ejecutivos de BP siguieron presionando para que los trabajadores continuaran la perforación. Así ocurrió hasta que el taladro atravesó una corriente de petróleo y gas metano a 30,000 pies de profundidad del lecho marino. Fue entonces cuando el BOP fue incapaz de regular la presión de salida del gas y el petróleo, y se produjo la explosión de la plataforma del Deepwater Horizon.


Todo indica que BP avanzó a toda costa de cabeza hacia el peligro, arriesgándolo todo -la vida de sus trabajadores y las posibilidades de provocar la catástrofe ecológica actual- por obtener la mayor cantidad de ganancias a como diera lugar.


Por todo ello, la BP podría ser culpable de una negligencia criminal.


Sólo una pregunta surge de toda esta historia:


Después de todos los accidentes ocurridos en las instalaciones de BP, como veremos a continuación, y de sus daños irreparables al medio ambiente y a la salud de los norteamericanos, causados por la irresponsabilidad y la falta de sinceridad de BP, ¿cómo es posible que el gobierno norteamericano no haya tomado medidas contra esta compañía poniéndola bajo el control de la Agencia de Seguridad Nacional, la FEMA y/o la Secretaría de Defensa?


Lo más perturbador de todo es que el gobierno sigue sin disponerse a tomar medidas contra la BP y, ahora mismo, Tony Hayward, su jefe ejecutivo, está disfrutando de delicias de las mil y una noches con las que el príncipe de Abu Dhabi lo está agasajando para compartir un jugosísimo contrato con ese emirato árabe.