Saturday, January 10, 2015

EL ENTIERRO DE FIDEL CASTRO JUNTO A SUS “PRINCIPIOS”





Un fantasma recorre el mundo, es el espectro de Fidel Castro.

Sólo quien no conozca a fondo la historia política de Fidel es capaz de creer los cuentos que propalan los medios internacionales. Estos, incluso los más "críticos" al gobierno cubano, son propensos a aceptar "inocentemente" (bien entre comillas) cuanto digan los órganos propagandísticos y los representantes del régimen de la Habana.

La cúpula cubana es tan impenetrable a la libre información que es imposible comprobar cosa alguna sobre el verdadero estado de salud del anciano dictador.

El gobierno cubano siempre ha representado el sainete de que Cuba es una plaza sitiada por el "imperialismo" norteamericano y sus "secuaces", cualesquiera que sean. En este sentido, desde que Castro enfermó, se ha esgrimido el argumento de que la salud del comandante en jefe es el más alto secreto de estado, dado que su figura, su prestigio y su credibilidad son los mayores tesoros y la principal salvaguarda de la revolución.

Para que se tenga una idea de los motivos del régimen cubano, la principal acusación contra los encartados de la causa número uno de 1989, liderados por el General Arnaldo Ochoa y el coronel Tony de la Guardia, no fue el tráfico de drogas, armas y otros delitos, sino precisamente "atentar contra la credibilidad del Comandante en Jefe". Semejante pecado no podría merecer otra pena más que el fusilamiento sumario, inmediatamente después de terminarse un pretendido juicio. Este, en realidad, no fue tal pues la condena ya estaba dictada mucho antes de comenzar el mismo. Fue, en realidad, un show propagandístico para el descargo de responsabilidad de Fidel Castro, quien había ordenado todas las acciones de los acusados pero fue advertido por “no se sabe quién” de que la DEA norteamericana le estaba siguiendo los pasos. Esto sólo es un pequeño ejemplo del significado dado por Fidel Castro a su "intransigencia revolucionaria" y su "fidelidad a sus principios".

Veamos cuales son los "principios" con respecto a los cuales Fidel Castro ha pretendido ser tan intransigente.

Primero, consideremos el pretendido nacionalismo del comandante en jefe cubano y su supuesta defensa a ultranza de la dignidad nacional.

Pretendidamente, Fidel Castro dedicó todos sus esfuerzos por lograr la independencia de Cuba del llamado estado neocolonial y dependiente con respecto a la injerencia y dependencia de los Estados Unidos. Esto sonaría muy bien si, en nombre de esa independencia, no le hubiera entregado el país completamente a los afanes expansionistas soviéticos, convirtiendo la Isla en un portaviones ruso que amenazó la paz y la sobrevivencia mundial durante la crisis de los misiles en octubre de 1962. Castro convirtió a la Isla en el centro del espionaje electrónico ruso en el hemisferio occidental, constituyendo la base de desestabilización de la región. Todo ello a costa de la total sumisión económica y política al Kremlin, lo que condujo al país a un deterioro y un aislamiento absolutos. Definitivamente, hubiera sido mucho más práctico continuar con la "injerencia" americana, bajo la cual, Cuba había llegado a ser uno de los países con la economía más pujante de América Latina.

En definitiva, el nacionalismo ultra radical de Castro, en el fondo, no ha sido más que su empeño por invertir todos los recursos del país, sin importar costos o consecuencias, sobre todo humanas, para crearse una imagen mediática tal que llegara a personalizar completamente la nación cubana y su pueblo ante la opinión pública mundial.
 

Segundo, el internacionalismo "proletario", el tercermundismo, el latinoamericanismo y el noalineacionismo de Fidel Castro no fue más que otra de sus manipulaciones mediática y otro de sus rejuegos políticos.

Castro entrenó, infiltró, avitualló y apoyó cuanto movimiento terrorista y desestabilizador que pudo en todos los rincones del mundo. Convirtió a la Isla en el centro de comando de todos los grupos terroristas y narco guerrilleros en todos los países de Latinoamérica y en buena parte de África y el Medio Oriente. Ello ocasionó no pocas muertes, sufrimiento, destrucción y desestabilización en amplias regiones del mundo hasta el día de su muerte.

Castro logró con su "prestigio" desnaturalizar el Movimiento de Países No Alineados al convertirlo en instrumento de la política Brézhnev para sus aventuras en África, Medio Oriente y, sobre todo, Afganistán, país desestabilizado hasta hoy día gracias al apoyo de Fidel Castro a la invasión soviética a ese país. Algo parecido ocurrió con el papel que tuvo Castro en el surgimiento de la época de la Violencia en Colombia. Su oscura participación en el Bogotazo y su sospechosa cercanía al asesinato del líder nacionalista Eliécer Gaitán fue su primera gran actuación como agente provocador internacional.

No pocas evidencias apuntan a que Fidel Castro entregó en bandeja de plata los líderes más destacados del latinoamericanismo como Ernesto Che Guevara y Salvador Allende. Se sospecha que Castro ordenó a los escoltas cubanos de este último -otra vez los hermanos de la Guardia- que lo asesinaran cuando intentó rendirse a los militares del General Pinochet durante el asedio al Palacio de la Moneda.

Lo más sospechoso fue que, tanto a los “camaradas” cubanos del Che como a los “escoltas” de Allende se les permitió salir respectivamente de Bolivia y de Chile sin problema alguno bajo la mirada complaciente de los “rangers” bolivianos y de los militares golpistas chilenos.

No pocos suponen incluso que la mano de Castro, ya senil, estuvo tras la muerte galopante de su propio protégé Hugo Chávez para poner a su hombre de mayor confianza, Nicolás Maduro, al frente del gobierno en Venezuela, pilar vital para la existencia del régimen cubano.

La historia de las acciones internacionales de Fidel Castro es tan complicada, enrevesada y truculenta que daría para escribir toda una biblioteca.

Tercero, Fidel Castro se arrogó el papel del mayor líder populista de la historia. A tanto se elevó ello que, a principios de la revolución, se le identificó con el propio Cristo y, al devenir en un "ateo" comunista (sin dejar de adorar los orichas africanos -el propio Oba nigeriano le puso la mano de Orula en su cabeza- y con un médico espiritista a su cabecera como el connotado Dr. Vallejo), pretendió reencarnar la mítica figura del "apóstol" (otro rezago cristiano) de la independencia de Cuba, José Martí. Sin embargo, aprovechando la leyenda del país convertido en "plaza sitiada", de las agresiones del "más poderoso enemigo del mundo" -el "imperialismo" americano- y el embargo norteamericano, Castro sumió al pueblo cubano en la esclavitud generalizada. Ello lo logró a través de la apropiación, dilapidación y deterioro de todas las propiedades y valores materiales de la Isla, de cercenarles a los cubanos los más elementales derechos civiles y humanos, y sumirlos en la mayor miseria, escasez, aislamiento y represión. Para ello, Castro suprimió todas las sus instituciones y desterró todas las tradiciones del país y su pueblo, permitiendo o imponiendo sólo aquellas que ayudasen o justificasen su eternización en el poder absoluto.

Hay que recordar que la sublevación popular contra el gobierno de Fulgencio Batista, en la cual Fidel Castro fue un líder más, se concibió como la lucha contra un poder dictatorial, corrupto e inconstitucional. El principal objetivo de la revolución cubana era la restauración de la Constitución de 1940, que, aunque de inspiración izquierdista, era la principal referencia de democracia y estado de derecho en Cuba. Fidel Castro con sus confiscaciones y medidas políticas provocó la guerra civil en el país y el pronto diferendo con los Estados Unidos. Ello justificó la anulación de las elecciones y el cierre de todas las antiguas instituciones democráticas, la confiscación de los medios informativos y el establecimiento de la más estricta censura, gracias a la imposición de la más férrea represión junto al estricto racionamiento de suministros y servicios a la población.
 

Ahora bien, dos son los eventos más importantes en la vida de Fidel Castro. En primer lugar, bajo la consigna enunciada por él de "elecciones para qué", en 1959 se clausuró el Capitolio Nacional como sede de la Cámara de Representantes y el Palacio Presidencial, dándose fin a 57 años de democracia en Cuba. En segundo lugar, en 1960, Castro redactó la Primera Declaración de la Habana y firmó el tratado comercial con la URSS, provocando la ruptura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba. Toda la ejecutoria política anterior y posterior de Fidel Castro estuvo inspirada por la eliminación de la democracia en Cuba y el enfrentamiento con los Estados Unidos. Ambas están íntimamente relacionadas.

Tal fue la negativa de Castro al establecimiento de instituciones democráticas en el país que, para que aceptara hasta la remota apariencia de institucionalización que le exigían los soviéticos, fue necesario que estos le cortaran todo suministro en 1970 y lo obligaran a ir de rodillas a Moscú en 1972 a suplicar su restablecimiento. Aun así, Castro necesitó de la cobertura de la guerra en Angola y una pretendida ola de "atentados" a las embajadas cubanas en el mundo -que culminaron con el derribo del avión de Cubana de Aviación en Barbados- para poder dar la cara y decir que, en vez de reponer la Constitución del 40 y las elecciones democráticas, iban a imponer una constitución, unas elecciones y un parlamento según el modelo soviético. (Ver el avionazo y Angola en el blog). Tan pronto como Castro fue "elegido" presidente de todo en Cuba por una amañada Asamblea Nacional, los "atentados" y "agresiones" desaparecieron como por encanto.

Quien conozca profundamente la vida y la sicología de Fidel Castro sabe muy bien que este jamás aceptaría en vida el restablecimiento de sus más encarecidos logros, a saber, las instituciones democráticas tradicionales en Cuba y las relaciones diplomáticas normales con Estados Unidos. Sólo sobre su cadáver permitiría semejantes cosas. Sin embargo, Castro siempre tuvo un Plan "B" alternativo para sus propios planes "A". Y, desde muy joven, designó a su hermano Raúl como su encargado principal de dar la cara en la realización de sus planes "B".

Una de las armas políticas de Fidel Castro ha sido la paranoia. Esta se ha manifestado, por un lado, en su visión perspectiva de los acontecimientos, que ha trascendido en mucho la de sus oponentes, y en la ambigüedad de sus tácticas y estrategias políticas. 

Castro jamás dio un paso hasta asegurarse completamente de que su jugada daría los resultados apetecidos. Por ejemplo, al inicio de su turbulenta carrera política, nunca se manifestó abiertamente como afecto al comunismo.

Todo el mundo en las esferas políticas en la Cuba de la pre y la postguerra -hasta el comienzo de la guerra fría y la cacería de comunistas- era partidario o jugueteaba con el comunismo. Era una especie de moda. Hasta los archienemigos de Fidel Castro, como Fulgencio Batista y Rolando Masferrer, fueron militantes o aliados de los comunistas.

A pesar de tener las más estrechas relaciones con connotados comunistas como Alfredo Guevara, Joaquín Ordoqui y otros, Fidel jamás se declaró como tal. Ese papel correspondió a Raúl.

Fidel designó a Raúl para que militara en la Juventud Socialista y hasta participara en un Festival de las Juventud y los Estudiantes que regularmente hacía el COMINTER moscovita poco antes del asalto al Cuartel Moncada en 1953. Es de destacar que, durante este fallido ataque, Fidel situó a su querido hermanito en la posición más segura en la azotea del Palacio de Justicia, bien lejos de los tiros.

Durante la guerra de guerrillas en la Sierra Maestra, Fidel puso a Raúl a cargo del Segundo Frente en la Sierra Cristal, en el patio de la finca paterna de Birán, lejos de toda acción. Este destacamento era la agrupación de los comunistas de la guerrilla, rechazados por el resto del ejército guerrillero. El Segundo Frente era, sobre todo, la puerta trasera del llamado Ejército Rebelde en las relaciones con el Partido Socialista Popular, estigmatizado de la vida política desde que comenzara la cacería macartista en EE.UU.

Hasta que los comunistas cubanos no aseguraron el secreto y total apoyo de Moscú a Fidel Castro, no fue que este permitió que aquellos se le acercaran a través de esa puerta trasera resguardada por Raúl. Así fue como uno de los más connotados dirigentes comunistas cubanos, Carlos Rafael Rodríguez, llegó y permaneció bien cerca del Comandante guerrillero desde 1958 hasta su muerte, poco después de la caída del bloque comunista.

Tras el triunfo la revolución, Raúl ha sido el vocero de todo aquello que Fidel necesitaba decir o hacer pero que pudiera empañar su "prestigio".

Raúl jamás ha hablado en su nombre o por propia voluntad. Las escasas ocasiones en que se le ha ocurrido hacer algo semejante le ha costado años lejos de los micrófonos y la vida pública.

Raúl fue el encargado de levantar las acusaciones contra el Ochoa y la Guaria.

A pesar de que Fidel y él mismo se habían desgañitado durante años exigiendo a los americanos la devolución del territorio guantanamero al gobierno cubano, tras los atentados del 9/11, Raúl fue quien le dio públicamente todo el apoyo a los EE.UU. para garantizar la seguridad de la prisión de los terroristas en la base de Guantánamo. Y, es evidente que no fue algo de su propia inspiración.

El pretendido "traspaso" de poderes a Raúl por Fidel tras la enfermedad de este ha constituido un interregno político estéril, con casi el absoluto mutismo de Raúl bajo la aún férrea mano de su gran hermano desde su senil lecho de convalecencia/moribundez.

Las tan cacareadas "reformas" de Raúl no han sido más que reediciones de las pretendidas "liberalizaciones" permitidas y cercenadas repetidamente por  su hermano en 1981 y 1993. La tibia adición de la permisión de la venta de casas y autos no ha sido una "reforma" sino una táctica del gobierno castrista para obtener ganancias de grandes mansiones y carros de colección confiscados y restaurados con recursos del estado, única entidad en Cuba con posibilidades para ello, cuya venta se realiza a través de agentes del gobierno, camuflados de "particulares" para dar la apariencia de una "liberalización".

Básicamente, sólo Raúl estaría autorizado para negociar un restablecimiento de las relaciones con los Estados unidos sin ser considerado como un traidor a los "principios" de Fidel Castro. Raúl Castro, así, es el único posible albacea de la herencia y la última voluntad voluntarista (valga la redundancia) de su "Gran Hermano".

Quien conozca profundamente la sicología y la actuación de Fidel Castro, sólo pude coincidir conmigo de que su personalidad hiperautocrática y superparanoica no le permitió dejar de gobernar hasta después de su muerte.
 

Estoy seguro que, como hizo el dictador Francisco Franco en España -gallego fascista como él-, Fidel planificó todo para que lo inevitable sucediera según sus términos. En este sentido, el primer indicio de la muerte de Fidel Castro son las primeras negociaciones entre Estados Unidos y Cuba, mediadas por los grandes amigos de Castro, a saber, Canadá y el Vaticano.

Fidel Castro jamás hubiera permitido la más mínima negociación de restablecimiento de relacione con EE.UU. en vida. De hecho, cada vez que un presidente americano se ha propuesto iniciar alguna gestión en ese sentido, Castro ha puesto los más insalvables obstáculos para evitar que dichas gestiones llegaran a cristalizarse. Recordemos los esfuerzos del presidente Ford, frustrados por la invasión cubana a Angola, o los de Carter, destruidas por el éxodo masivo de 1980, o los de Clinton, cortados por el derribo de las avionetas de los Hermanos al Rescate fuera de las aguas territoriales cubanas.

Una mirada superficial a la historia nos enseña que los gobiernos totalitarios acostumbran a ocultar y manipular la información sobre sus líderes.

Los soviéticos ocultaron durante meses las muertes de Lenin, Stalin y Brézhnev. Los chinos hicieron lo mismo con el deceso de Mao Zedong y los norcoreanos, con los sucesivos representantes de la dinastía Kim. ¿No harían los cubanos lo mismo, sobre todo si se trata nada menos que de Fidel Castro, el líder más longevo, mediático y controversial de la historia?

Es por ello que me atrevo a asegurar que Fidel Castro no sólo ha muerto sino que ya había muerto antes de comenzar las "negociaciones" (sí, entre comillas) para el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Lo mismo sucedió con la precipitada restauración del Capitolio Nacional para volver albergar el parlamento cubano el próximo mes de marzo. Y todo ello jamás se hizo a espaldas o aprovechando la muerte de Fidel Castro, todo lo contrario.

Estoy convencido de  que Fidel Castro en persona estableció en su testamento con precisión y en pleno uso de sus facultades que tanto las negociaciones con Estados Unidos como la restauración del Capitolio Nacional se realizaran como parte de los inevitables funerales de su cadáver junto con los de los "principios" que pretendidamente “defendió” durante su larga y turbulenta existencia.

 

Fotos


foto_fidel-castro-muerto: https://canariaselmundonoticias.wordpress.com/2014/04/21/foto-de-fidel-castro-muerto-en-abril-2014/

muriofidel: http://unidosporcuba.com/fidel-castro-a-muerto/

fidel_castro_muerto 2. http://www.sarpanet.net/2011/09/01/el-rumor-del-comandante-fidel-castro-muerto-invade-las-redes-sociales/#.VLGYg003Ozk

La momia de Fidel Castro: http://opencuba.blogspot.com/2014/07/fidel-castro-ha-muerto.htmlhttp://opencuba.blogspot.com/2014/07/fidel-castro-ha-muerto.html

No comments:

Post a Comment