El 25 de abril de 2010 comenzarán las elecciones en Cuba. Estas han sido utilizadas tanto por el gobierno cubano como por sus afectos, sobre todo extranjeros, para "demostrar" que en la Isla no rige una dictadura sino un estado totalmente popular, mucho más democrático que los gobiernos de los llamados países capitalistas.
A pesar de que la llamada "democracia socialista" legitimará propagandísticamente la eternización en el poder de Fidel Castro, este no la instauró por voluntad propia. Todo lo contrario.
Desde su ascenso al poder, Castro evitó por todos los medios posibles institucionalizar su gobierno.
La revolución de 1959 solo tuvo un motivo: la reinstauración en Cuba de la democracia y el estado de derecho determinados por la Constitución de 1940. Esta había sido derogada por el golpe de estado del general Fulgencio Batista de marzo de 1952, quien desarticuló las instituciones democráticas en Cuba.
Fidel Castro resultó ser más antidemocrático aún que Batista. Desde su llegada al poder, aprovechó y provocó todo tipo de confrontaciones políticas tanto internas como externas para evitar la reinstauración de la Constitución del 40 y la realización de elecciones de ningún tipo. "¡Elecciones para qué!" fue la primera consigna inventada por Castro, pretendiendo que los" enemigos del pueblo" utilizarían las urnas para socavar la revolución.
Desde 1959 hasta 1976, Fidel Castro evitará por todos los medios darle una organización de ningún tipo al estado bajo su control. Ernesto "Che" Guevara, aprovechó un extenso viaje de Fidel a la URSS en 1963 para aplicar ciertas medidas de organización a la economía y terminó en las selvas de Bolivia, para que se muriera "heroicamente".
Fidel Castro es el enemigo absoluto del orden y legalidad. Su estilo de gobierno preferido es la arbitrariedad, el caos y la anarquía. Sin embargo, no pudo disfrutar por mucho tiempo su utopía del desastre.
Desde el inicio de su diferendo con los Estados Unidos, el premier soviético Nikita Jruchov había subsidiado el gobierno de Castro para que hiciera y deshiciera a su antojo mientras que Cuba fungiera como portaviones y portacohetes soviético. Sin embargo, todo cambió cuando Jruchov fue defenestrado como Primer ministro de la URSS en 1964.
Lo primero que Leonid Brezhnev hizo en 1964, al sustituir a Jruchov en su sitial de jefe máximo del Kremlin, fue obligar a Fidel Castro a cumplir con los acuerdos comerciales entre Cuba y la URSS. Estos acuerdos establecían que la URSS le compraría la toda producción azucarera de Cuba con a precios muy por encima de los mundiales, sustituyendo con creces a Estados Unidos como principal socio comercial de la Isla. Para asimilar semejante producción, la URSS sacrificó la producción de azúcar de remolacha de Ucrania, que ascendía a 6 millones de toneladas anuales. Por su parte, Cuba debería aumentar su producción azucarera en un millón de toneladas anuales para satisfacer la demanda soviética, hasta llegar a 10 millones de toneladas en 1970.
En 1968, Cuba estaba muy lejos de cumplir su parte del acuerdo comercial con la URSS, además de haber dilapidado gran parte de los recursos que esta le había suministrado. Para colmo, Fidel Castro se había burlado de la política internacional del Kremlin. En sus aventuras políticas en América Latina, África y Asia, había ignorado, desprestigiado y se había opuesto sistemáticamente a los partidos comunistas asociados al COMINTERN, la rama política internacional del KGB soviético.
En los momentos en que Cuba se hallaba más aislada del mundo, sobre todo por ayudar a todos los movimientos terroristas internacionales, los soviéticos le suspenderán todo los suministros, la única fuente de recursos de la Isla. Los cubanos sufrirán las peores carencias de su historia, dejando pequeñas las épocas de Machado y de la reconcentración de Weyler, tomadas en Cuba como referencia de malos tiempos. Fidel Castro, entonces, volcará toda la fuerza laboral de la Isla al cultivo y corte de la caña de azúcar en un esfuerzo desesperado por cumplir con los acuerdos comerciales con la URSS para restablecer el cordón umbilical ruso. Sin embargo, todo fue en vano. La zafra de los 10 millones de toneladas no llegó a ocho, a pesar de que Fidel Castro se la ingenió para trastocar las cifras y unir las zafras de dos años consecutivos. Era la primera gran derrota moral del Comandante en Jefe.
Brezhnev tardará más de un año en llamar a la oveja perdida a su redil.
No es hasta principios de 1972, que Fidel Castro será llamado a la URSS en un viaje comparable al de Enrique IV a Canossa. A su llegada a Moscú, Castro no será recibido con los honores de un jefe de estado sino por un insignificante miembro suplente del Comité Central del PCUS que lo conducirá a un hotel de turistas extranjeros, donde deberá esperar días para ser recibido en el Kremlim. De vuelta a Cuba con la cola entre las patas, Castro llevará la encomienda de instaurar en Cuba un sistema político y económico clonado del de la Unión Soviética. Sólo si sovietizaba convenientemente la Isla, tendría acceso al subsidio soviético a través de su integración del Consejo de Ayuda Mutua o CAME con el que el Kremlin dirigía la economía del bloque de países comunistas. Los soviéticos lograron así entrar por el aro al indomable comandante.
Como veremos, el llamado Poder popular en Cuba es una copia papel carbón de los soviets rusos transformados de su versión original allá durante la revolución de 1905 por Stalin en un sistema diseñado especialmente para que tenga la apariencia de un organismo democrático siendo exactamente su opuesto. Su instauración en Cuba culminará con uno de los capítulos más tenebrosos del gobierno de Fidel Castro. (Continuará)
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