(Este comentario lo escribí pensando especialmente en todos mis amigos venezolanos.)
Al reportar las pasadas "elecciones" del domingo 25 de abril desde La Habana, las agencias de noticias France Press y la española EFE repiten como papagayos los clichés propagandísticos de los órganos de propaganda castrista:
En Cuba, el único partido político autorizado es el Partido Comunista (PCC), que no postula oficialmente candidatos en esta elección, pero supervisa el proceso y se asegura de que ningún opositor resulte elegido.
Además, no hay campañas proselitistas y los candidatos a concejales, encargados de atender problemas cotidianos de la población, son propuestos en reuniones de vecinos a mano alzada.
(
Ninguna de estas agencias ha tenido la decencia de gastar ni una neurona en estudiar de la forma más superficial el verdadero rostro de las instituciones políticas cubanas.
Con estos amigos, para qué queremos enemigos.
En Cuba, no hay separación de poderes. Peor aún, todos los poderes son uno mismo, como la divina trinidad cristiana. Ello lo garantiza el Partido Comunista.
Para comprender cómo funciona el sistema electoral y el gobierno cubanos, es preciso saber primero cómo funcionan las estructuras ideológico políticas en Cuba.
En el Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba -realizado en diciembre de 1975-, se ofreció públicamente el diseño del proceso de la sovietización de Cuba. En primer lugar, el Partido comunista cubano sería remodelado a imagen y semejanza del Partido Comunista de la Unión Soviética. Este fue el segundo paso de Fidel Castro para la entrega del país a los soviéticos después de su rendición ante el Kremlin en enero de 1972.
El Partido de los países comunistas es generalmente incomprensible para las personas que viven en las naciones de corte occidental. En realidad, no es un partido político propiamente dicho sino la estructura central, el esqueleto y la médula de los gobiernos comunistas
Karl Marx había soñado con un partido que incluyera a todos los obreros del planeta, su querida Internacional.
Lenin, que tanto combatió el revisionismo, revisará, en cambio, entre otras muchas cosas del marxismo, la organización de los comunistas. En vez del partido de todos los trabajadores, lo que le daría un carácter inclusivo, el partido bolchevique (palabra rusa que significa paradójicamente la mayoría) se reducía a la agrupación exclusiva de la "vanguardia" de la "clase obrera". Esta no era otra cosa que una organización de agitadores y terroristas. Semejante concepción la aprovechará Stalin posteriormente para convertir al Partido Comunista en su principal instrumento de dominación autocrática.
Stalin convertirá al partido comunista de agrupación político propagandística en una estructura gubernamental. Esta abarcará y se infiltrará en los más remotos resquicios de la vida social del país. Ni el más oscuro rincón escapará a los tentáculos del Partido Comunista en sus más diversas apariencias, desde institución gubernamental, medio de comunicación, etc. hasta organización "no gubernamental", religiosa, cultural, de entretenimiento y cualquier otra forma de asociación humana posible. El partido comunista, así, se transformará en la más perfecta maquinaria de control social que jamás haya existido en la historia humana. Ningún déspota u oligarquía ni teocracia había logrado jamás un control tan extenso y profundo de la sociedad y de cada uno de sus integrantes individuales.
La estructura visible del Partido Comunista es simple pero engañosa.
Las organizaciones comunistas de base son los núcleos del partido organizados en cada centro de trabajo y estudio, así como en cada comunidad del país, por más insignificante o aislada que sea.
Teóricamente, el máximo órgano de dirección del Partido es su Congreso. Este es la reunión de los delegados de todas las organizaciones de base del partido. En la misma, a través del "centralismo democrático", se deberían elegir por votación directa los integrantes del Comité Central y del Buró político, así como aprobar los estatutos y el programa del partido, y toda una serie de tesis y propuestas para el "mejoramiento" de la sociedad socialista.
Como convocar el Congreso del Partido es tan costoso, los estatutos de los partidos del COMINTERN establecían que este debería reunirse cada 5 años.
Durante los períodos en que el Congreso no estuviera sesionando, lo representaría el Comité central. Este debería reunirse varias veces en el año para verificar el cumplimiento de los acuerdos del Congreso partidista. Y, finalmente, en los periodos en que el Comité Central, a su vez, no estuviera reunido, el Buró Político fungiría como su representación permanente.
Según la teoría marxista leninista estalinista, la estructura del partido parece altamente democrática. Sin embargo, todo no es más que una fachada bien elaborada para ocultar el profundo carácter dictatorial y antidemocrático de los partidos comunistas en el poder.
En la práctica de los gobiernos comunistas, todo está de cabeza con respecto a la "teoría" marxista leninista del partido.
La estructura de un país comunista se construye a imagen y semejanza a la del Partido único dominante. Esta es una construcción perfectamente piramidal. En su cúspide, está el Buró político, sede del máximo líder (bajo la investidura de secretario general del partido) y sus secuaces más cercanos, desde donde dimanan todas los decretos que deberá cumplir el resto del país.
El papel del Congreso del Partido es ratificar al secretario general en su puesto en forma vitalicia haga lo que haga y ocurra lo que ocurra, así como justificar ideológicamente cada una de sus arbitrariedades.
El Comité Central del partido no es el representante del Congreso del partido sino la maquinaria de dominación del buró político.
El Comité central del Partido agrupa a todos los funcionarios del Estado, los mandos superiores del ejército y el ministerio del Interior, y a los dirigentes de todas las instituciones y organizaciones sociales consideradas como no gubernamentales, desde laborales hasta religiosas, pasando por las deportivas, culturales, femeninas, deportivas, de entretenimiento, en fin, todas las agrupaciones organizadas o toleradas por el gobierno.
Todos los integrantes del Comité Central del Partido son simultáneamente integrantes de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial del estado. Como veremos en próximos comentarios, los mismos serán sistemáticamente "elegidos" por el "pueblo" para tales cargos. De este modo, la separación de los poderes del estado es ficticia ya que están subordinados absolutamente a los designios de la cúpula del partido.
A través del Comité central, el poder del Partido se superpone al resto de las instituciones económicas, sociales, políticas, culturales, ideológicas y en apariencia no gubernamentales.
Si, desde la cúpula, los altos órganos del partido dirigen, controlan y reprimen toda la actividad social en general, las organizaciones de base son el largo brazo del partido para administrar, vigilar y reprimir cada uno de los individuos y las actividades singulares ordenadas y permitidas por las más altas instancias.
Nada se mueve en el país si no es ordenado o tolerado por el Partido.
Existen fuertes motivaciones para que, en un país comunista, haya multitud de individuos que acepten ser una tuerca de esa gran maquinaria de control y represión social que es el partido.
En los países comunistas la miseria, las carencias, las vicisitudes y las frustraciones son el instrumento básico de control de la sociedad. Para aliviarlas o evadirlas, el individuo debe hacerse de una carrera profesional, laboral, militar o política y progresar socialmente para acceder a las prebendas que recibe la clase de los burócratas, los mandos militares y los dirigentes políticos
La única manera de lograr un "status" soportable y hasta acomodado es pertenecer al Partido. De lo contrario, el individuo tiene está condenado a vegetar en la mediocridad y la pobreza más intolerable y desesperanzada. También, tiene la opción de convertirse en un delincuente pero esta opción significa vivir perennemente con la espada de Damocles sobre su cabeza de dar con huesos en el sistema penal medieval de los países comunistas y sufrir el estigma del "antisocial" por el resto de su vida.
Sin discusión, no hay tiranía más perfecta y eficiente que la del partido marxista leninista.
Es por ello que, pesar de que los soviéticos obligaron a Fidel Castro a imponer las estructuras estalinistas de poder en Cuba en enero de 1972, el Comandante en jefe no se ha deshecho de las mismas aún cuando la URSS haya desaparecido hace 20 años. Estas estructuras le han sido harto útiles a Castro para eternizarse en el poder, incluso en el estado de senilidad y depauperación total en que se encuentra en la actualidad.
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